Nacho Fonseca (La Pola, 1951) será nombrado próximamente como hijo predilecto de Siero tras una dilatada carrera como maestro, durnte la que desarrolló su otra faceta laboral, la de compositor e impulsor de grupos infantiles de canción asturiana como "Seliquín", en Porrúa (Llanes), y "Xentiquina", en Lieres.
- ¿Quiso desde siempre ser maestro?
-Quería ser futbolista del Sporting de Gijón y llegué a estar en los filiales, pero no tuve la suerte de debutar en el primer equipo. Y ahora, si volviese a nacer, volvería a ser maestro.
- ¿Qué es lo mejor de la docencia?
-No sabría decir en concreto, pero es una satisfacción al terminar una clase que pregunten, que hayan estado atentos a la explicación o si lo animaste a investigar algo. La posibilidad de transmitir ese conocimiento y el resultado de recepción y de cariño que obtienes.
- ¿Cómo le entró el amor por la música?
-Cuentote. Ya de muy pequeñín, aquí en la Pola, hubo una figura importantísima en la música en Siero, que fue don Ángel Embil, que fue un músico muy bueno y, también, muy buen pedagogo. Sin ser maestro transmitía muy bien lo que quería contar. De tal manera que yo de muy pequeño canté en los coros infantiles. Además, mi padre, Manolo "El Tempranu", tocaba la guitarra. Tocaba la guitarra de aquella manera... era un guitarrista malu pero bueno, también me transmitió esa afición. Ahí nació todo.
- ¿Cómo surge la idea de hacer música en asturiano para escolares?
-Estando en Llanes, concretamente en Porrúa, fue cuando empezó el asturiano en los centros educativos y no había materiales didácticos, no había absolutamente nada. Y lo que hacíamos algunos románticos fue aportar lo que sabíamos e hicimos canciones para los críos. Yo tenía en clase, eran 15 críos y crías de los que 12 o 13 cantaban de maravilla, muy bien.
- Y el disco "Seliquín", ¿cómo nace?
-Hubo en Oviedo una reunión de colegios con el tema del asturiano y me invitaron a ese acto a cantar con los críos. Fuimos en el coche mío, lleno de guajes porque de aquella no había tantos problemas con Tráfico, y un taxi de Llanes. A rebosar los dos. Llegamos a Oviedo y cantamos, yo tocando la guitarra, y pasó por allí Lisardo Lombardía y nada más me vio me dijo: "Vamos a hacer un disco". De aquella hacían disco, 1986, Víctor Manuel, Ilegales, Nuberu y muy poca gente. Y, claro, eso fue tremendo en el pueblo. "Seliquín" tuvo una repercusión muy fuerte en toda Asturias, no sólo en el asturianismo, cayó simpático y funcionó muy bien.
- Y siguió.
-Lombardía me dijo "Hay que seguir", y yo le dije que ya no había temas. Era mentira porque todavía salieron otros siete discos, que ya fueron con "Xentiquina", con el colegio de Lieres. Luego grabé tres discos para adultos con mi hija Esther Fonseca. Hice una obra para orquesta sinfónica, con el coro de la Fundación, de aquella Príncipe de Asturias, ahora Princesa y con el Conservatorio de Gijón que se llevó en castellano a Granada con la orquesta de la ciudad. Hubo dos conciertos con el teatro lleno en las dos funciones.
- ¿Purista o innovador?
-No fui nada purista, pero los respeto mucho porque hay cosas que son arte, como una tonada de un cantante estrella de los antes. Eso ye sagráu y me gusta que sigan sonando así. Yo pienso que es perfectamente compatible conservar e innovar.
- ¿Cómo se siente con el nombramiento?
-Tengo dos palabras, una es que estoy orgulloso y otra que estoy muy, muy agradecido. En primer lugar a la asociación "Llavaderu", la que empezó a gestar todo esto, y a todas las asociaciones que se empezaron a vincular y los particulares que firmaron. Y a todos los grupos del Ayuntamiento, que lo apoyaron mayoritamente. El cariño de la gente es muy agradable. Me dan la enhorabuena, incluso gente que se vino a vivir aquí y no conozco, me para por la calle.
- ¿Qué piensa de la cooficialidad de la llingua?
-Debemos conservar lo que vale y para nada sería una confrontación. Soy amante del castellano y tengo suerte de tener dos lenguas. Un país culto y civilizado miraría por la cooficialidad de la llingua asturiana.
