La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

PABLO BATALLA | Escritor, presenta en la Pola "La virtud en la montaña"

"Entre los 'runners' tengo detectado un perfil de vida anodina que no les llena"

"Está en auge un montañismo que convierte el camino en una caja de resonancia del egocentrismo"

Pablo Batalla Cueto. JUAN PLAZA

- ¿Usted vive despacio?

-Tengo mucha suerte porque trabajo con el ordenador en casa. Vivo en un pueblo y tengo tiempo a salir de monte. Tengo amigos que tienen vidas mas desquiciantes, pero en cuanto tienen un día libre van de monte y allí encuentran un momento para reflexionar sobre lo que quieren en la vida.

A Pablo Batalla Cueto (Gijón, 1987) le preocupa que cada vez quedan menos resquicios por los que no se cuele el ritmo de vida salvaje y vacío que marca la velocidad del capitalismo. Descubrir que disminuyen los adeptos a los clubes de montaña, mientras aumentan las carreras competitivas por estos parajes, le llevó a escribir "La virtud en la montaña", que presenta el jueves, a las 20.00 horas, en el Caricós, en Pola de Siero.

- ¿Esta es más o menos la historia del libro, no?

-Es una reivindicación de una forma de acercarse a la montaña, que veo en cierta decadencia. La que tenía que ver con ir a buscar goces estéticos, filosóficos, conocer la tierra de uno y relacionarse con los otros. La montaña como un trampolín a volvernos mejores personas, más ricas y transformadas. Por contra, está en auge un montañismo, el de las carreras competitivas de montaña, que en vez de buscar en el camino un ágora, que nos transforme, convierte el camino en una caja de resonancia del egocentrismo.

- ¿Puede tener que ver con que la gente no tenga metas en la vida y se marca este objetivo?

-Hay un perfil que tengo bastante detectado entre los "runners". Gente con vidas anodinas, que no les llenan y que encuentran en estas carreras su vida. La sociedad nos proporciona hoy en día vidas muy fútiles, desempeñamos trabajos que no nos gustan, que no nos realizan ni nos hacen sentir útiles. Los humanos somos hámsters en una rueda, al servicio de otros intereses. En esa futilidad general, todo este mundo de deporte, metas y desafíos lo convertimos en una guía en un mundo tan líquido, incierto.

- Entonces, a su parecer, ¿cuáles serían las metas que el humano debería marcarse?

-La meta del conocimiento, de transformarse y transformar el mundo. Se avanza hacia la catástrofe, con la evidencia del cambio climático. Se va hacia el desastre por no ajustarnos a los límites. Debemos convertir la idea de mejorar el mundo a mejor en la meta que centre nuestras vidas.

- Claro, imagino que para eso haría falta alguna clase de conciencia social.

-Sí, tendríamos que juntarnos unos con otros, mientras el capitalismo neoliberal cada vez se convierte más una manera de subjetivarse. Nos concebimos como rivales en una carrera despiadada, una especie de darwinismo social, en el que tienes que pisar al otro para triunfar. No entendemos que no somos libres si los otros no son libres.

- ¿Hay salvación?

-Soy relativamente pesimista, aunque hay pequeños conatos, como gente que vuelve al medio rural, buscando otro tipo de vida. Esto parece que va creciendo.

- Pero crecen más las depresiones...

-Claro, cada vez somos más individuales, rápidos y consumistas. En la medida en la que no podemos consumir tan rápido, u otros son más rápidos, nos conduce a una angustia, a la depresión... Vivimos en un sistema desquiciante.

- ¿La gente cómo recibe este mensaje tan oscuro?

-Unos comparten el planteamiento de primeras, otros son contrarios y luego lo asumen. También hay 'haters' que lo discuten todo, pero hasta muchos 'runners' acaban compartiendo parte de la idea.

Compartir el artículo

stats