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Siero teñido de Asturias

Javier Pujol presenta un libro sobre la coloración de hilos para tejer con plantas autóctonas asturianas

Javier Pujol con su libro. A. I.

Las musas cortaban los hilos de la vida en la epopeya griega de Hércules. Sin embargo, a día de hoy, en Siero no se cortan. Se hilan, tejiendo tapices y tiñéndolos. Esta última parte es la importante, la que de verdad ha marcado la vida de Javier Pujol. Cogió plantas, todas asturianas, las coció y sacó un universo de colores. En el que vive, en el que escribe.

Ahora presenta un libro, que ha escrito en dos años, después de 20 cogiendo, mezclando e hirviendo plantas. Todo para conseguir los tonos que quería, "los que no había en las tiendas".

Un arte el suyo que era muy tradicional en el Principado. Lo ha recuperado, honrando a los ancestros, venciendo a las musas, tejiendo hilos de vida entre generaciones. Esa sabiduría se condensa ahora en "Tintes naturales de la flora asturiana", un tomo que presenta hoy, a las 19.00 horas, en la sede del Real Instituto de Estudios Asturianos.

"Es un testimonio para las artes asturianas", apunta Pujol, al que le costó decidirse por plasmar su experiencia artesana. Lo hizo después de que un grupo de amigos le dijeran que tenía que hacerlo: "Me convencieron, me dijeron que eso no se podía perder".

Con su ayuda y la de su voluntad, de la experiencia de muchos años, los colores se han hecho páginas. En ellas se habla de aproximadamente 120 plantas. Las que usó para dar color a hilos de lana, lino y algodón. "El libro es un estudio muy completo. El que me hubiera gustado a mí encontrar cuando empecé", asevera el autor de la obra.

Claro, por entonces, el nuevo siglo comenzaba a asomar. Pujol tenía 20 años menos, 56, por sus 76 actuales, y muchas ganas de descubrir. "Empecé a tejer tapices murales y, como no encontraba en tiendas los colores que quería, leí que se podía hacer con plantas".

Fue poco a poco, tardó cinco años en ponerse "en serio", como él dice. Al final, llegó a tener un gran arcón con amplia variedad de plantas asturianas. Eso sí, arrancadas siempre "respetando la naturaleza". Algo en lo que hace hincapié en su libro.

Su recorrido cristalizó en el tomo, que hoy presenta y, del cual, dice estar "encantado". Eso sí, el camino, para él, parece detenerse aquí. Su idea es que el testigo, a partir de ahora, lo tomen otros. "Ya soy mayor y creo que todavía queda mucho por explorar en este campo, hay muchas opciones. Los jóvenes tienen que tomar el testigo y tratar de ampliar este trabajo que he venido haciendo", concluye, sin pesar, Pujol.

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