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Maite Martínez recibe el día 26 el premio "Mujer Sierense 2020"

Maite Martínez Émbil. S. ARIAS

A Maite Martínez Émbil le tienen dicho en su infancia que silbar no es de niñas. Nunca le dio mayor importancia y ha seguido silbando y cantando toda su vida, recordando el refrán que dice que "quien canta, sus males espanta". Una pasión por la música que tuvo desde la cuna, ya que nació en el seno de una familia de renombre musical de Pola de Siero. Ha sido durante cuarenta años la directora del coro que lleva el nombre de su abuelo, Ángel Émbil. Una dedicación a la música altruista, lo que le ha valido el premio "Mujer Sierense 2020", que recibirá el día 26 en la sala de cámara del teatro-auditorio.

"Me siento muy halagada y agradecida y a la vez con mucho rubor porque las cosas las haces porque quieres y las sientes no porque estés buscando nada", afirma. Canta desde niña, desde Córdoba, donde nació, a Monforte (Lugo), donde recaló la familia antes de regresar a la Pola, cuando tenía 13 años. "Esa movilidad no me permitió estudiar música, quizá", dice. Pero en casa la música era vida y no fue difícil que comenzase a cantar el coro infantil para pasar después al de adultos y, finalmente, dirigirlo.

"Siero Musical" la presentó al premio, y se adhirieron la asociación "Amigos de la Música" y el colectivo "Pro-Órgano", del que también es fundadora. "Soy una ardiente defensora de los beneficios de la música, tanto físicos como psicológicos, pero lo que me parece muy importante es el aspecto social. En coros de pueblo como el nuestro juega un papel fundamental porque te relaciona y, sobre todo, para las personas mayores que puedan tener problemas de soledad. Y sirve también para ejercitar la mente y la memoria", destaca. Asegura que se lo pasan "pipa", por ello anima a los polesos a unirse y disfrutar del buen ambiente que siempre ha reinado en la agrupación coral.

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