Luis Valdés Díaz, el que fue hasta hace tres años párroco en El Berrón, falleció el jueves a los 89 años de edad. Su muerte se produjo al sufrir complicaciones a raíz de varios achaques que arrastraba hace años. La noticia ha causado gran conmoción en Siero, especialmente en la parroquia de La Carrera. "Fue un hombre que hizo mucho por los laicos, trabajó por nosotros y por nuestro papel en la iglesia", subrayaba emocionada María del Carmen Alonso, quien cuidó al párroco en Noreña.

Valdés nació en Carbayín Bajo en 1931 y fue ordenado en 1957. Su primer destino fue Pola de Siero, donde ejerció como coadjutor hasta 1962. Posteriormente, fue párroco en San Miguel de Anleo (Navia), antes de volver a Siero, en concreto, a San Martín de la Carrera, donde permaneció como párroco durante 54 años. A esto hay que sumar su papel como arcipreste de Noreña.

Alonso le describe como "un cura del Concilio Vaticano II". Es decir, "muy luchador y fiel a la iglesia, a la par que coherente". Esta forma de actuar, según recuerda, "le llevó a tener disgustos con gente, porque quería que todo el mundo fuese tratada igual, independientemente del escalón social al que perteneciese".

La mujer destaca especialmente su trabajo en favor de los laicos: "La parroquia de El Berrón le debe mucho, todo lo que es hoy, con la cantidad de gente que tiene disponible y participa".

En el plano personal, Alonso recuerda a Valdés como una persona "muy fiel con sus amigos, culta y trabajadora". Además, añade que "tenía una chispa, un sentido del humor particular, aunque eso si lo fue perdiendo con los años". Por último, apunta que era un hombre muy temperamental: "A la gente le decía 'escucha lo que digo, no como lo digo'".

A sus 89 años, el sacerdote fue ingresado el dos de febrero en el hospital Monte Naranco de Oviedo, donde falleció el jueves. "Lo que más me apena es que haya pasado esto en soledad", concluye Alonso.