La comunidad educativa del colegio El Carbayu, en Lugones, está conmocionada tras el fallecimiento de Indalecio Marcos, quien fuera director. El fue el impulsor del crecimiento de la institución educativa, que aumentó notablemente su número de alumnos con su llegada a la dirección y se digitalizó. Ante todo, sus antiguos compañeros lo recuerdan por su forma de ser alegre, que creaba "buen ambiente". De hecho según relatan "siempre empezaba los claustros contando un chiste".

Marcos era natural de Villamanín (León) y tenía 68 años cuando falleció, el pasado viernes, en Oviedo. Era profesor de lengua y literatura, "sus grandes pasiones, que transmitía de una manera muy especial gracias a su forma de ser", subraya quien fuera secretario del colegio, Jesús Alberto González .

Juntos llegaron a El Carbayu en 2012 y desde entonces mantuvieron una gran amistad. "Nadie podría hablar mal de el. Era una persona agradable y simpática", apunta emocionado.

Tres años después de aterrizar en el colegio del barrio de Lugones, ambos pasaron a formar parte de la directiva. Marcos se hizo cargo de la dirección y González ocupó el cargo de secretario.

"Por entonces se hablaba de unir el centro con el de Santa Barbara. Sin embargo, en unos años el número de alumnos creció tanto que incluso había que dejar a algunos fuera porque se había alcanzado el límite por aula", asevera González.

Para ello fueron clave dos proyectos que impulsó Marcos. Por un lado, la construcción de un comedor para el colegio. "Se hizo gracias a él y básicamente se encargó de diseñarlo. Es el que hay hoy en día", apunta su antiguo compañero.

Otro hito importante en su gestión fue la digitalización de el colegio. "Empezamos moviendo la única pantalla que había para un aula y después fuimos adquiriéndolas como se podía, hasta que se llegó a la digitalización total", rememora González.

Si las instalaciones de el colegio mejoraron, también lo hizo el ambiente: "Nunca habrá unas condiciones de trabajo tan agradables. Era un ambiente muy sano y muy agradable. Alumnos y profesores le querían mucho".

Finalmente le llegó la jubilación y dejó su trabajo en el centro educativo de Lugones. A pesar de que su origen estaba en León, ya no abandonó Asturias y continuó residiendo en su domicilio del barrio de La Corredoria, en Oviedo.

La peor de las noticias se confirmó en la jornada del viernes. Marcos fallecía a los 68 años, dejando un gran vacío en la comunidad educativa de la localidad más poblada de Siero.

Dadas las restricciones por la propagación del COVID-19 los actos del sepelio tendrán que realizarse en la intimidad familiar, sin que sus antiguos alumnos y compañeros puedan rendirle una despedida presencial.

Sin embargo, muchos le han mostrado su cariño a sus familiares en las últimas horas por distintas vías.