Igual no somos plenamente conscientes de lo que se avecina. Las consecuencias de la necesaria dejación de actividad laboral tendrá unas repercusiones sociales alarmantes. El incremento del desempleo, la caída del producto interior bruto, el aumento del endeudamiento público, el desarrollo de los niveles de pobreza ... Y no se volverá a la situación de partida una vez se realice totalmente lo que se llama desescalada, porque muchas actividades no se podrán reanudar por quiebra, otras para su reflote tendrán exigencias que anteriormente no tenían y que supondrán más coste. En fin, que para seguir adelante se exigirá sacrificios a todos. Los políticos, desde sus actuales pedestales de barro, no serán capaces de hacer frente a la nueva situación, los movimientos populares van a sobrepasarlos y posiblemente puedan ser utilizados por oportunistas para instaurar sistemas políticos imprevistos, incluso utilizando procedimientos no incruentos. Cuando nuestros whatsapp no nos aporten las necesidades básicas y la televisión o youtube dejen de solazarnos, seremos conscientes de que el mundo debe cambiar. Es ahora el momento para que quienes tienen el deber de orientar los caminos del futuro hagan el sacrificio de olvidarse de lo que llaman ideologías y que casi todos sabemos que son intereses. Ese paso debe darse al unísono, con la participación de todos ellos, y no que unos pidan a los demás el sacrificio sin poner en el otro platillo el suyo. Si no es con el acuerdo y sacrificio de todos, cosa nada fácil, no veo arreglo.
