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Muere M.ª Luisa Fernández Bobes, el alma y cocinera de Casa Laureano, en Posada

"Fue una mujer luchadora y trabajadora", destacan las hijas de la dueña del popular restaurante, santo y seña de Llanera, cerrado en 2017

María Luisa Fernández, segunda por la derecha, con sus hijas, Menchu y Marisa León, y su sobrino Carlos. REPRODUCCIÓN DE A. I.

Se apagó la luz de la segunda generación del conocido restaurante Casa Laureano, de Posada de Llanera. María Luisa Fernández Bobes falleció el jueves, a los 98 años de edad, en Oviedo. Ella fue la segunda cocinera, después de su madre, del restaurante que había fundado su padre, Laureano Fernández Reguera.

Fue en el año 1917 cuando este llegó de Cuba y con el dinero que tenía ahorrado montó su negocio en Posada. "Primero fue una tienda y estanco, con el bar como algo complementario", explican sus hijas. María Luisa Fernández fue una mujer de su generación, "luchadora y trabajadora". A corta edad comenzó a ayudar en el negocio familiar, en una tradición que se extendería también a la tercera generación, integrada por sus hijas, Menchu y Marisa León.

Llegado un punto, lo que era la típica tienda de pueblo -y primer estanco de Posada- se convirtió en un restaurante de gran éxito. A ello contribuyó en gran medida María Luisa. Ella cogió el testigo de su madre, Carmen. "Era un estilo de cocina no sofisticado, sino artesanal y de lujo", apuntan sus hijas.

Durante muchos años, la cocinera permaneció detrás de los fogones, mientras en las mesas se cocían momentos importantes de la historia del concejo, de Asturias y de España. Y es que por el restaurante pasaban habitualmente políticos de la derecha española. Por ejemplo, el presidente del Gobierno José María Aznar o el exministro Francisco Álvarez-Cascos, entre otros. "Venían políticos y empresarios de toda España y de fuera. Por eso no solo diría que era muy conocido en Llanera, sino que incluso su fama sobrepasó las fronteras nacionales", subrayan sus descendientes.

Entre aquellas paredes pasó su vida María Luisa. Ella "amaba la cocina" y la compañía de los clientes. "Eran más bien amigos, como una familia", recuerda Menchu Fernández. Uno de los más habituales era Avelino Sánchez, exalcalde de Llanera y actual edil del PP. Él recuerda a Fernández Bobes como "una señora encantadora, a la que le gustaba muchísimo la cocina y lo hacía muy bien".

Les unía una amistad estrecha y el pesar por su pérdida "es grande", resume Sánchez. Él se queda con el recuerdo de "felicitarla cada año por su cumpleaños, una vez que volvíamos del desfile de la Guardia Civil por el día del Pilar".

De hecho, su carrera hacia la Alcaldía del concejo, que luego lograría, comenzó con un plato de Fernández Bobes sobre la mesa: "Es cierto que fue allí cuando me eligieron. El PP buscaba candidato y allí, con ella y otros, se decidió".

Las anécdotas y los recuerdos se siguieron acumulando en Casa Laureano hasta que a los 70 años la segunda cocinera de su historia se jubiló. "Aunque seguía viviendo allí, así que casi no se percibía que se había retirado", relata Menchu Fernández. El restaurante cerraría posteriormente a mediados de la última década.

"Nos tenía a nosotras dos y acogió también a su sobrino Carlitos, que tiene síndrome de Down. Eso te da muestra de cómo era", comenta emocionada su hija.

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