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La hostelería de Pravia y Salas acusa la falta de pescadores en el Narcea

La apertura de los bares el día del inicio de la campaña fue escasa l"El impacto es total", señala el empresario Iván Beiro

Manuel Fernández, José Álvarez y Manuel Furniet, tomando algo en el bar de Puente Quinzanas (Pravia). S. ARIAS

El retraso en el inicio de la temporada de pesca tradicional (con muerte) en los ríos asturias a causa del estado de alarma por el covid-19 ha tenido un gran impacto económico en el sector hotelero y hostelero de la comarca del Narcea. La demora, sumada a la imposibilidad de llegada de aficionados de otras provincias y paísesl quiebra las cuentas del sector turístico en Pravia y Salas para el que la pesca del salmón es un nicho de desarrollo. Todo, además, después de semanas de cierre por la crisis sanitaria.

"El impacto económico es total, la pesca es parte importante para nuestro negocio y lo echamos en falta", señala Iván Beiro, dueño de un hotel y restaurante en la villa praviana. Hace justo un año, por estas mismas fechas, recibía grupos de pescadores finlandeses que querían echar a tierra al rey del río en el Narcea, cuenca salmonera por excelencia. "No tengo a nadie, se nota que no pueden venir de otras comunidades autónomas y países porque no hay vuelos y es una pena porque además es un turismo muy bueno, de calidad, que consume", añade Beiro.

El aplazamiento de la apertura de la temporada, el pasado martes, ha repercutido también en los negocios hosteleros que están a pie de río como el bar-merendero del puente de Quinzanas, enclave mítico para los pescadores del salmón. "En mi caso vivo de la pesca, el resto de lo que tengo son dos o tres cosas más, todo a mayores, por lo que abrir era fundamental", dice el propietario, Chema López. Allí, se reúnen los pescadores a tomar un refrigerio y reponer fuerzas entre varada y varada en el Narcea. "Si no abren la temporada no me daría ni para vivir, sería un milagro salir adelante sin la pesca", añade.

De momento, todos los clientes son asturianos. De ahí que López espere con ansias una mayor apertura en las fases de la desescalada que permitan la llegada de pescadores de fuera que se hospeda y comen en los negocios de la zona. "Falta hace", remata.

Río arriba, en Cornellana (Salas), el inicio de la temporada comenzó con pocos negocios abiertos. Uno de los sitios más concurridos por los pescadores, en la carretera general que atraviesa la localidad, está cerrado. Fue, de hecho, muy comentado en la jornada inaugural por los aficionados. Pero el lunes abren. "Aprovechamos para hacer reforma y abrir con energías renovadas", señala Sandra Fernández, hija de los propietarios de la cafetería y pastelería que regentan. Para ellos, la pesca es uno de los motores que más mueven en negocio, sobre todo en primavera, aunque el goteo de pescadores es constante en la localidad.

Tras las semanas de cierre por el coronavirus, la hostelería y hotelería del río Narcea espera que la desescalada les deje recursos en sus negocios con los que afrontar la temporada de verano.

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