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Un brote floral en Grado

La villa moscona disfrutó tímidamente de la jornada de ayer, con la fiesta de la Segunda Flor suspendida: "Por lo menos nos juntamos"

Un grupo de jóvenes disfrutando del vermú ayer en Grado. S. ARIAS

Atípica y extraña Segunda Flor en Grado. La villa moscona se quedó sin su fiesta de primavera a cuenta de la crisis sanitaria del covid-19, pero los moscones se animaron a disfrutar del día de alguna manera. Un paseo por el mercado y un vermú en la terraza, sentados con mascarillas, fue la forma en la que los vecinos trataron de poner color a la jornada, en la que faltó el Mercadón de Primavera, la subasta del gochu asturcelta y las verbenas que animan la celebración hasta altas horas de la madrugada. No hubo Flor, pero sí un brote.

"Tenemos la mesa y el bar abierto, más no se puede pedir. Es mejor otros años, eso está claro, pero tenemos ganas de pasarlo bien", comentó Israel García sentado en una terraza junto a sus amigos. Ese era el sentir general entre los jóvenes, los que más disfrutan la Segunda Flor, y todos daban gracias por poder reunirse. "Por lo menos nos juntamos, aunque no haya fiesta", dijo Iván Fernández.

Fue un vermú flojo, pero suficiente para levantar los ánimos de los moscones. Además, cumplieron con la normativa y no fue necesaria ninguna intervención policial. Y eso que la Local y la Guardia Civil reforzaron el servicio en aras de evitar aglomeraciones.

También flojeó el mercado. Las tormentas de la madrugada dieron los peores presagios a los vendedores del mercado tradicional de Grado, recortado en puestos debido al coronavirus. "Además del tiempo, la gente anda con poco dinero. A gastar, lo justo por lo que pueda venir, y también hay miedo", valoró Celso García, productor hortícola que vende en la cita moscona.

Y como él, otros vendedores notaron las pocas ventas. "Entre el tiempo y la que tenemos encima no viene nadie, otros años a estas horas hay ríos de gente por Grado", dijo el vendedor Celestino Menéndez. Para la vendedora María del Carmen Toro, con unas gaitas y un poco se sidra se hubiera animado mucho más. Con todo, para los moscones, poder salir al mercado, aunque fuera sin fiesta, ya fue motivo suficiente de celebración.

Hubo poco ambiente, pero aún hubo asturianos que se animaron a acudir a Grado como Adolfo González, de Oviedo, un habitual en los domingos moscones. "El espacio es amplio y da confianza", señaló sobre el nuevo recinto. Y también los hubo que acudieron por primera vez, como Alexia Villalba, también de Oviedo, para quien el mercado tradicional moscón fue todo un descubrimiento: "Hay de todo y todo es natural", celebró.

Ni el mercado ni el vermú de Grado fueron como se les conoce en la fiesta de la Segunda Flor. Pero la fiesta sin fiesta ha servido para levantar el ánimo de los moscones y favorecer reencuentros. Eso sí, con los dos metros de distancia preceptiva. Y así se lo recordaban unos a otros al verse. Saludos con el codo y gestos de abrazo desde la distancia.

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