La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alcohólicos Anónimos de Siero recibe cada vez a más jóvenes, y las mujeres son ya un tercio

El grupo retoma las reuniones tras tres meses de parón y sin poder celebrar el 23.º aniversario de su fundación: "Se echaba de menos"

El local de Alcohólicos Anónimos en Pola de Siero vuelve a acoger a los miembros del grupo, tras tres meses de parón que les privó de celebrar su 23º aniversario. Esta semana regresarán las reuniones, aunque ayer varios miembros del colectivo se juntaron para relatar sus historias a este periódico. Además de los episodios personales, duros, pero con final feliz, destacan dos datos. "Cada vez llega más gente joven pidiendo ayuda, y eso que es muy complicado que alguien con poco más de 20 años reconozca que tiene un problema", explican. A esto hay que sumar un incremento en el número de mujeres, que ahora suponen un tercio del total de los miembros. Asimismo, las épocas en las que mayor número de personas se incorporan es a la vuelta de las vacaciones de verano y tras las Navidades.

Lo cuentan cinco de las quince personas que integran el grupo. En torno a una larga mesa rectangular, se vuelven a ver las caras -a medias por la mascarilla-, chocan codos, ríen y se alegran de estar junto a otras personas en su situación. "Se echaba de menos, esto es algo fundamental para nosotros", reconocen.

Sin más demora, tras echar un ojo al cartel casi bíblico donde se relatan los 12 pasos, cuentan una vez más su historia, sin revelar su identidad. Por ello, todos los nombres que siguen son ficticios.

Ulises es el que más años lleva sentado en torno a esa mesa. Él fue uno de los fundadores del grupo. "Llegué a los 28 años. Trabajaba en un ayuntamiento y me abrieron expedientes laborales por ir borracho. En casa la convivencia era imposible", rememora.

Ahora, a sus 53, Foncueva tiene una familia, "una vida rehecha" y es "feliz", tras 25 años sobrio, "aunque eso no lo solemos decir, vamos de día en día".

A su lado, Clarisa, de 57 años, entró en el grupo hace solo dos. "Estaba derrotada. En casa mi marido y mis hijas me dieron un ultimátum. De aquellas era la única mujer aquí. Ahora estoy muy contenta de haber venido y estoy lista para seguir", subraya, mientras en sus ojos se intuye un gesto de esperanza.

Un camino más largo ha recorrido Alberto. Él tuvo dos etapas. "Me decidí a buscar ayuda a los 26 años, por un problema muy gordo en casa. Tenía un hijo de catorce y había perdido mi trabajo". Tras ocho años acudiendo a las reuniones, volvió a beber y pasó otros doce separado del grupo.

"Volví y tras año y medio bebiendo esporádicamente, lo dejé del todo", concluye Millán, que ahora tiene 62.

Urbano llegó dubitativo. "Tardé un mes en dejar de beber", recuerda. Lo hizo por problemas "existenciales y familiares". No se encontraba bien y optó por las reuniones, "una forma menos agresiva que ciertos tratamientos". A él le sirvió "de mucho".

Igual que a Fernando. "Me ha permitido recuperar la familia, la estabilidad y tener una vida mejor", apostilla. Tiene 67 años y lleva 21 sobrio, lo que le capacita para analizar con cordura su pasado: "Me arrepiento de haber tirado tanto dinero en juergas y en alcohol cuando la familia pasaba necesidad", abunda.

Fernando no se imaginaba "comer unos callos sin vino". Sin embargo, la unión de todos los que sufren la enfermedad, "ver cómo otras personas pueden", le ha llevado a lograrlo. A todos ellos, que se reconocen "felices" y dispuestos a acoger a quien lo necesite. "Cuando un compañero pasa un momento malo, te llama y tomáis un café. Eso reconforta, saber que no estás solo".

Y es que no son solo las reuniones que se celebran dos veces a las semana -martes y jueves a las 20.00 horas-, sino las convivencias, en las que hacen actividades de grupo, y las visitas a foros donde se reúnen con otras personas en su misma situación.

Un apoyo que están dispuestos a ofrecer a todo aquel que lo necesite. "Lo primero es reconocer que tienes el problema", insisten. Por ello, sus reuniones semanales están abiertas a quien desee acudir a ellas y se les puede contactar a través del número de teléfono 645235531. Finalmente, recalcan que hay personas de diversas edades y circunstancias y "todas son acogidas".

Compartir el artículo

stats