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El mercado de Grado vuelve a la villa

"Se vende más", dicen en los puestos, que pese a todo muestran su preocupación por no encontrarse en su lugar habitual

Marta Bobes, en su nueva ubicación, en la calle Manuel Pedregal. S. ARIAS

El mercado de Grado vuelve a reinar en el centro de la villa moscona. La cita comercial transcurrió en las últimas semanas en el aparcamiento El Charcón debido a las necesidades de espacio para cumplir con la normativa de la desescalada por la crisis del coronavirus, pero las hortalizas, las legumbres y los productos tradicionales han vuelto a su sitio para alegría de los vendedores, que apuntan a una subida de las ventas. "Se nota mucho estar aquí a la hora de vender, hay más tránsito de personas y eso conlleva más ventas; no será como siempre, pero sí que vamos a mejor", comenta el vendedor Rubén Toro.

El Ayuntamiento organiza así el mercado, con un máximo permitido hasta el momento del 50 por ciento de los puestos, primando a los de venta de producto agroalimentario que, en el caso de Grado, son arriba o abajo la mitad del total, 124. Pero lo que más preocupa es el control del aforo el domingo, ya que el acceso a la plaza se puede hacer desde varias calles: "Es complicado y no podemos arriesgarnos a que Grado se colapse de gente y haya un repunte, tenemos que ir poco a poco porque la plaza tiene muchas entradas. No es como El Charcón, con una que se puede controlar; además, hay que contar con la gente que está en las terrazas va a las tiendas, o los que viven ahí", señala Plácido Rodríguez, edil de Seguridad Ciudadana, quien ayer se encargó personalmente de la organización del mercado junto a los conserjes.

Lo cierto es que el regreso del mercado a la plaza General Ponte y a la calle Manuel Pedregal ha sido recibido con gusto por la mayoría de vendedores que acudieron, quienes celebran la vuelta al centro de la villa moscona, donde se celebra históricamente desde el siglo XII, cuando fue fundada la puebla de Grado y se le otorgó los mercados de miércoles y domingos.

"Aquí se está estupendo, esto ya es otra cosa, estamos aquí mejor porque hay más gente. Solo falta el ambiente que tiene que tener Grado, que llegará pronto", estima María del Carmen Toro, vendedora de frutas y verduras. Por su parte, Sergio Ayala, vendedor de embutidos de Oviedo, también celebra la vuelta a la General Ponte: "Aquí estamos mucho mejor porque pasa mucha gente, que es la esencia del mercado, y se nota a la hora de vender; no es lo de antes, pero se vende más que en El Charcón".

Y eso también lo notan los clientes, encantados con el regreso de la cita mercadera a su lugar habitual: "Yo abajo no iba porque quedaba lejos, y ya tenía ganas de que volviese a donde siempre porque le da mucha vida a Grado", dijo Rosa Menéndez.

Pero el traslado no ha sido del gusto de todos los vendedores, pues debido a las necesidades de espacio con los comercios y bares, así como el necesario entre puesto y puesto y los preceptivos para el paso de las personas, se han reorganizado en otros puntos. "Esto no me gusta ni gotera", dice enfadado Cesáreo García, sentado en la silla de su puesto cuando es habitual verlo en pie, charlando con unos y otros. Lleva 40 años acudiendo al mercado moscón desde Láneo (Salas) y quiere estar en su lugar habitual. También está preocupada Míriam Fernández, productora de Candamo. "La gente te va a buscar a tu sitio y no van a bajar hasta el parque a buscarme porque pensarán que no vine", comenta en su nueva ubicación, al comienzo del parque San Antonio.

Unos cambios que han afectado a casi todos los puestos, como es el caso de la zabarcera Candi Aparicio, de Grado, aunque lo lleva con mejor ánimo. "Hay que adaptarse", resuelve con una sonrisa, "porque hay que tener precaución; estoy en otro sitio, pero esto ya es otro mundo, ya se vende más que abajo", añade en referencia al Charcón. También a la vendedora de Siero Marta Bobes le da igual estar en un sitio o en otro, pero pide que no les tengan "bailando" de un sitio a otro. "Por lo menos al volver a la villa tenemos dónde tomar un café o ir al baño", celebra.

La reorganización que está viviendo el mercado moscón por la crisis sanitaria del covid-19 es un buen momento, a juicio de la vendedora moscona de legumbres y harinas María Jesús Fernández para meter mano al mercado: "Hace mucha falta un orden, y estaría bien que se dé un carné como hacen en otros ayuntamientos cuando presentas los papeles de que pagas a Hacienda", señala.

El mercado moscón vuelve a tomar el pulso de las calles de la villa, con la esperanza de recuperar su esplendor. Poco a poco.

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