En tan solo cuatro días, dos vecinos de Pola de Siero se han quedado sin coche y otros los han visto dañados. Un rebrote delictivo en toda regla. De la capital sierense los ladrones se llevaron tres vehículos e intentaron robar un cuarto, pero no fueron capaces de "puentearlo". La conclusión generalizada de los afectados es rotunda: "Hace falta más vigilancia policial".

El primero de los casos de los que se tiene constancia en este incremento delictivo -iban varios meses sin oleadas de robos en el concejo- fue el de una furgoneta, que no ha vuelto a aparecer.

Le siguió el robo de otro vehículo, el pasado día 10 de madrugada, en la calle Asturias. Este sí apareció unos días después en el desguace, ante la impotencia de su dueña.

Ese mismo día, los ladrones se llevaron otro vehículo más de la misma zona de la capital del concejo. Este apareció volcado, en estado de siniestro total, a unos cuantos kilómetros de la Pola, en Celles, al lado de Llavandera, el límite de Siero con Gijón.

El cuarto de los casos tuvo lugar a la madrugada siguiente, también en la misma área que los anteriores. En esa ocasión, sin embargo, los cacos no fueron capaces de completar el robo. Tras dañar el vehículo para acceder a su interior, no consiguieron atinar a la hora de juntar los cables para arrancarlo, dejándolo donde estaba, pero seriamente dañado.

La concatenación de hechos tiene preocupados a quienes viven en las proximidades de la zona donde se registran los robos. La Policía Nacional investiga los hechos, pero a los vecinos les parece insuficiente que solo haya trabajo a posteriori: "Hace falta que la Policía esté más presente y les disuada", subrayan.

Desde que la banda del Seat León campaba a sus anchas por l región, no se veían tantos robos de coches en el concejo sierense. Durante los primeros días del confinamiento, sí que se intensificaron las entradas con fuerza a establecimientos y naves, así como los atracos a mano armada. Sin embargo, esta tendencia se relajó con la prolongación del encierro en los domicilios al declararse el estado de alarma.

Una vez levantado el confinamiento, los incidentes se centraron en altercados en bares. Una de estas refriegas acabó con un agente herido al intentar disolver la aglomeración registrada en un local de la Pola, a horas a las que no debía permanecer abierto.

Después, la tranquilidad había sido la tónica dominante. Pero ese "estado zen" se rompió la pasada semana, cuando se inició la oleada de robos de vehículos, que aún preocupa a los vecinos.