La historia reciente del concejo de Siero se data en dos épocas: a. C., antes de los mandatos de Juan José Corrales Montequín como alcalde, y d. C. Ayer, el expolítico naveto, e hijo adoptivo del concejo que rigió entre 1999 y 2010, falleció ayer en el HUCA. Tenía 66 años. El funeral se celebra hoy, a la una de la tarde, en la iglesia de Pola de Siero. Acto seguido, recibirá sepultura en el cementerio de Nava, de donde era natural. Diplomado en Relaciones Laborales, era un profesional independiente en el terreno de la asesoría laboral, con un exitoso despacho a su cargo, cuando el PSOE, partido del que era simpatizante pero no afiliado, le fue a buscar para que encabezase la lista con vistas a los comicios locales de 1999. En ese momento, el partido pasaba por una época delicada: el prolongado mandato de Manuel Villa, que alcanzó los 16 años tras imponerse en cuatro elecciones, había llegado abruptamente a su fin en 1995, con el triunfo del popular José Aurelio Álvarez.

La elección de Corrales fue una propuesta del propio Manuel Villa, que veía en el empuje del naveto una oportunidad para recuperar el cuarto concejo para los socialistas. El resultado fue muy apretado: el PP de Álvarez fue el partido más votado de las elecciones, pero la suma de los ediles de PSOE, IU y el partido segregacionista de Lugones, Conceyu, alcanzaba la mayoría absoluta. Corrales, siempre hábil en las negociaciones, selló la alianza y se hizo con el bastón de mando. Nació así el primer tripartito.

Si por algo destacó Corrales en su faceta política fue por su habilidad para trazar pactos, a veces contra toda lógica. Tras el primer tripartito, cara a su segundo mandato (2003-2007) repitió la jugada, de nuevo sellando una alianza con IU y Conceyu que hizo inocuo el triunfo electoral del PP.

El escenario se complicó en su tercer mandato. La fragmentación en el pleno sierense, con la aparición de fuerzas como el Partido Independiente de Siero (PINSI) o la Plataforma Vecinal de La Fresneda, y ante el retroceso de IU (que le impedía reeditar el tripartito), Corrales demostró gran habilidad para ir encadenando pactos con unos y con otros que le permitieron tener de nuevo un gobierno sólido y estable.

Cuando Pedro Sánchez era apenas un anónimo concejal en la oposición en Madrid, Corrales ya aplicaba su versión particular de la "geometría variable". Y con mejores resultados, ya que le permitió gobernar en minoría y sin atarse a socio alguno.

En su primer año de mandato, Corrales tuvo que asumir una herencia envenenada de la anterior Corporación que acabaría marcando el tramo final de su mandato.

En 1999, siendo aún alcalde José Aurelio Álvarez, y cuando Corrales ni siquiera formaba parte de la Corporación, el Pleno acordó por unanimidad, y pese a un informe en contra del servicio municipal de Intervención, un incremento en las retribuciones de los funcionarios municipales que estaban por encima de los máximos fijados en la Ley de Presupuestos. Al año siguiente, ya con Corrales como alcalde sierense, el acuerdo se ratificó, de nuevo por unanimidad, aplicando además un controvertido complemento por productividad.

Estas subidas salariales serían rectificadas a partir del año 2000, a raíz de una denuncia de la Delegación del Gobierno que iniciaría diversos procesos y concluiría, ya en el año 2009, en una condena del Tribunal de Cuentas contra Corrales y José Aurelio Álvarez, como responsables fiscales de los incrementos retributivos ilegales. Entre ambos, debían abonar 747.717 euros. De esa cantidad, el fallo reclamaba a Corrales 692.921 euros, y a Álvarez 54.805.

Antes incluso de la sentencia, el Ayuntamiento de Siero ya había implantado un mecanismo para detraer de las nóminas de los empleados municipales las cantidades cobradas indebidamente. Esto mitigó considerablemente el perjuicio económico de la sentencia del Tribunal de Cuentas para Corrales y Álvarez, pero las tensiones sindicales se dejaron notar en los últimos años de mandato del socialista.

A punto de concluir su segundo mandato, Corrales tuvo que enfrentarse al aparato de su propio partido para optar a la reelección. La Federación Socialista Asturiana (FSA) y la ejecutiva local, que encabezaba Juan José Corriols, postularon a Faustino Álvarez como candidato a las elecciones de 2007. Pero Corrales no estaba dispuesto a dejarse "quitar de en medio" sin presentar batalla.

Con el apoyo del sector joven del partido, que lideraban Roberto García Morís y Ángel Antonio García, "Cepi", y tras sellar una alianza con el SOMA, sector que encabezaba Julio Carretero, Corrales forzó unas primarias en las que tumbó a Faustino Álvarez. Entre medias, el regidor tuvo que aguantar las presiones de una FSA que encabezaban, en la época, Javier Fernández como secretario general y Jesús Gutiérrez como secretario de organización. Ese fue el prólogo de su último mandato.

Curiosamente, la misma FSA volvería a tropezar en la piedra sierense en 2012, cuando se impulsó la candidatura de Guillermo Martínez (exalcalde de Siero y entonces portavoz del Gobierno que encabezaba Javier Fernández) para sustituir a Roberto García Morís como secretario general de la agrupación local. Pero Morís emuló a Corrales y se impuso en la pugna.

A lo largo de su carrera política, Juan José Corrales dejó muchas fotos para el recuerdo. Una de ellas fue en la fiesta de Santa Isabel de 2002. Pocos años antes, una renovada sociedad de festejos, encabezada por Ángel García, "Cepi", había logrado reactivar las fiestas mayores de Lugones con la creación de la controvertida "Ruta de Santa Isabel".

En medio de una polémica de alcance nacional por la proliferación del "botellón" entre los jóvenes, Corrales no solo apoyó expresamente la fiesta, sino que en la edición de ese año, celebrada el 23 de agosto, incluso se animó a completar la "Ruta".

Su apoyo a la celebración reforzó además su proximidad con Ángel García. El lugonense sería en los años siguientes su mayor apoyo: le secundó en la pugna con Faustino Álvarez en 2006, fue su mano derecha en su último y convulso mandato, diseñó la estrategia de devoluciones de los complementos abonados indebidamente por los funcionarios, y asumió la responsabilidad de sucederle tras el accidente que acabó con su carrera. Años después, Ángel García ha terminado sucediéndole como alcalde y, avanzado ya su segundo mandato, se consolida como el heredero de Corrales en la política sierense.

Durante los once años de gobierno de Corrales, Siero se consolidó como el cuarto concejo más poblado de Asturias, superando los 50.000 habitantes, y se impulsaron obras notables como la expansión hacia Siero Este en La Pola o la construcción del Auditorio. Fue un momento de expansión económica que también trajo grandes desarrollos industriales, algunos incluso tan traumáticos como el polígono de Bobes. Además, Corrales estaba convencido de que Siero precisaría de alianzas supramunicipales para mantener su expansión y reforzar sus servicios, lo que le llevó, primero, a coquetear con la mancomunidad de la Comarca de la Sidra, y posteriormente a ser un actor principal en el nacimiento de la Comarca del Nora, triple alianza entre Siero, Noreña y Llanera que nunca ha llegado a alcanzar el nivel de desarrollo que hubiera deseado el exregidor sierense.

Pero todo el prolongado mandato de Corrales, con sus numerosas luces y sus sombras, queda oscurecido por su abrupto final. En la madrugada del 12 de febrero de 2010, cuando regresaba a su domicilio de Lugones tras celebrar la fiesta de Comadres en Pola de Siero, Corrales sufrió un accidente de tráfico a la altura de la rotonda de Argüelles. El regidor, que conducía su coche oficial, dio positivo por alcoholemia.

Corrales dimitió día y medio después. Era el final de su prolongado mandato como alcalde, y también el cierre de su carrera política. Tras su renuncia, el PSOE entró en una dura batalla interna por ver quién le sucedía como alcalde: la Federación Socialista Asturiana y la ejecutiva local querían a Ángel García, pero el número 2 de la lista era Julio Carretero, secretario general de SOMA-FITAG-UGT en la comarca, que había logrado esa posición a través de la alianza que permitió a Corrales imponerse a Faustino Álvarez en las primarias.

Aquella lucha provocó una ruptura en el PSOE local que acabó con Carretero y otros tres ediles fuera del partido, y con la alcaldía en manos del popular José Antonio Noval.

La dimisión de Corrales marcó también el inicio de la etapa más convulsa de la política en Siero. Tras el mandato de Noval, el PSOE recuperaría la plaza en 2011 por medio de Guillermo Martínez, pero a los pocos meses una controvertida moción de censura, el llamado "pacto de los trece", le apeó de la Alcaldía para dejarla en manos del forista Eduardo Martínez Llosa. En 2015, Ángel García recuperó la alcaldía para el PSOE.

Tras dejar la política, Corrales retomó su carrera profesional. Vivió un tiempo en México y posteriormente ejerció en Toledo, donde sufrió en 2015 un ictus que está en el origen de muchos de los problemas de salud que sufrió en estos últimos años.

Ya en el año 2017, Corrales fue distinguido como hijo adoptivo del concejo de Siero, distinción que se le entregó al año siguiente. El impulsor de la iniciativa fue, paradójicamente, uno de los rivales políticos con los que protagonizó más enfrentamientos, Juan Camino, fundador del Partido Independiente de Siero (PINSI). La distinción se la entregó un Ángel García ya consolidado como alcalde. De algún modo, se cerraba un círculo.