Al funeral de Juan José Corrales no faltaron funcionarios que trabajaron estrechamente con él, como los arquitectos municipales, José Benito Díaz Prieto y María José Fernández Fernández, autores de ese complejo cultural de Pola de Siero formado por el Teatro Auditorio, la Casa de Cultura y la Escuela de Música, que el exalcalde siempre situó a la cabeza de los logros de su gobierno.

La representación municipal estaba encabezada por otro estrecho colaborador de Corrales: el actual alcalde, Ángel García. Además de varios concejales de diferentes grupos, acudieron al funeral dos exalcaldes: Eduardo Martínez Llosa, de Foro Asturias (alcalde entre 2012 y 2015) y el popular José Antonio Noval (2010-2011).

Entre ellos, el más afectado era Ángel García, a quien Corrales "reclutó" para la política cuando era el presidente de la comisión de festejos Santa Isabel de Lugones. "Era una buena persona, alegre y simpática. Fue quien me metió en política, el principal responsable de que yo sea hoy alcalde. Pero creo que es alguien que no tuvo suerte y a quien no se trató bien, a quien no se trató como él merecía, porque hizo mucho por este concejo y por sus vecinos. Quizás a partir de ahora se valore más lo que hizo", afirmó García.

Los de Siero no fueron los únicos exalcaldes que participaron en el funeral. César Movilla (exalcalde de Noreña), Javier Parajón (Sariego), Rogelio Pando (Colunga) y Claudio Escobio (Nava), cuyos mandatos coincidieron en algún momento con el de Corrales (alcalde de Siero entre 1999 y 2010), estuvieron presentes, como también el alcalde de Villaviciosa, Alejandro Vega (que gobernaba Cabranes cuando Corrales era regidor en Siero) y Juan Cañal, actual alcalde de Nava, concejo del que Corrales era natural.

"Recuerdo que, siendo él ya alcalde y no estando yo aún en la política activa, coincidimos en un acto de campaña. Él estaba con otras autoridades, pero cuando me vio los dejó y, acercándose a mí, me dijo: 'Juanín, ¿qué tal tus padres?'. Fue algo que me llamó la atención, el que dejase a aquellas autoridades para venir a hablar conmigo, que no era nadie. Pero es porque él sentía muy cerca Nava, la tenía muy presente", recordaba Juan Cañal.

De su labor como alcalde, Alejandro Vega le recuerda como "una persona muy luchadora, que alcanzaba siempre excelentes resultados para su municipio". En lo personal, Vega destaca su complicidad con el concejo de Cabranes, de donde era natural su padre.

"Era buena gente, trabajador y dialogante. Llegaba siempre a donde hiciera falta por su concejo, era un gran político. Y siempre cumplía los acuerdos a los que llegaba", señaló Javier Parajón. "Era una persona afable, un hombre trabajador y eficaz como gestor político", añadía Rogelio Pando.

Así, entre el pesar y el deseo de reivindicar la figura del difunto, discurrió el funeral por el alma de Juan José Corrales. "El que nunca hace es el que nunca se equivoca y el que hace es el que acierta la mayoría de las veces, aunque también se equivoque en algunas", reflexionó, durante su sermón, el párroco de Pola de Siero.

Frente a él, dos banderas tapaban el féretro. Una enseña roja, con la rosa socialista, a los pies. Debajo, asomaban las cinco azucenas del escudo sierense, estampado en la bandera azul del concejo. Sobre el ataúd, había un tercer elemento: una medalla del municipio de Siero, la misma que se impone a los alcaldes durante su toma de posesión.

A la salida del oficio religioso, los asistentes esperaron, en respetuoso silencio, la llegada del féretro. Algunos vecinos alargaban la mano para tocar el féretro en su avance por la calle central de la iglesia. Cuando el ataúd, ya sin las banderas, fue introducido en el coche fúnebre que llevaría a Juan José Corrales a su última morada, en el cementerio parroquial de Nava, la plaza de la Iglesia rompió en un emocionado aplauso en memoria del exalcalde. Era un último gesto de homenaje. Un aplauso preñado de emoción, pesar, agradecimiento, desencanto, cariño, reconocimiento y, también, una pizca de rabia.