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Al rescate del pasado yerbato

Raquel Alonso Ludeña restaura documentos de 1904 de la Sociedad Anónima de Montes de Bimenes: "Lo peor fue trabajar con mapas de papel vegetal, resultó una tarea dura"

Raquel Alonso Ludeña, restauradora de los documentos de la Sociedad de Montes de Bimenes. ANA HEVIA (REPRODUCCIÓN P. F.)

Bimenes recupera parte de su pasado. El Ayuntamiento yerbato encargó a Raquel Alonso Ludeña la restauración de varios documentos de principios de siglo pasado para que puedan pervivir por mucho tiempo más. Se trata de la escritura de la constitución de la Sociedad Anónima Montes de Bimenes, que data de 1904, así como de un conjunto encuadernado con la escritura de la venta judicial de ocho montes del concejo: dos escrituras de venta y nueve mapas en papel vegetal, y cuatro carpetillas con planos en papel. Los documentos sufrían varios desperfectos debido al paso del tiempo, así como acumulación de suciedad, desgarros y roturas debidas a su uso y al plegado, en el caso de los mapas. La restauradora también apreció daños debidos a la oxidación de las grapas y a que la encuadernación se hizo en su día con materiales ácidos y de mala calidad.

El trabajo de recuperación de estos documentos que forman parte del pasado de Bimenes se basó básicamente en recuperar su funcionalidad y duró entre dos y tres meses. "Es una documentación especial porque había una parte de los mapas que estaba hecha en papeles transparentes, vegetales, y necesitan estar mucho tiempo bajo peso para que pudieran alisarse completamente. Esos mapas tenían muchas dobleces y estaban pegados con celo por muchísimos sitios, lo que supuso un duro trabajo de desmontaje", indica.

Debido a lo compleja que resultó la restauración, Alonso Ludeña usó materiales inocuos en el proceso de restauración y respetó la integridad histórica de la obra. Para empezar, la restauradora fotografió cada pieza documental para detallar los daños que presentaba y sus características constructivas y materiales. Luego, hizo pruebas de pH y de abrasión. En cuanto a las primeras, concluyó que los documentos tenían un pH ligeramente ácido pero estable, mientras que en las pruebas de abrasión determinó que existía una elevada fiabilidad en los bordes de la documentación en papel.

También identificó la dirección de las fibras, que van paralelas al lomo, y realizó pruebas de solubilidad de tintas. "Tuve que consultar publicaciones de fuera de España para restaurar estos mapas. Aparte de las dobleces y roturas, el problema de los papeles transparentes es que tienen unas reacciones peculiares a la humedad", apunta.

"Con este material, la humedad provoca unas reacciones más repentinas y, tanto estos mapas como los de papel, tenían anotaciones hechas en tintas más actuales, como de bolígrafos e incluso lápices", concreta Alonso Ludeña.

Durante la restauración propiamente dicha, Alonso Ludeña realizó una limpieza mecánica mediante brocha y con goma de humo, entre otros instrumentos; y luego procedió a la limpieza química y retirada de aditamentos, para lo que los documentos pasaron por un baño por inmersión en agua, en el caso de las actas.

Los documentos también fueron alisados para que recobrasen una mejor presencia y así poder reintegrar las partes perdidas de cada hoja, en papel vegetal. En este sentido, Alonso Ludeña añade que el contenido documental "estaba encuadernado de cualquier manera, en un material malo, por lo que a la hora de hacer el desmontaje fue más complicado".

Una vez recuperados los documentos, la restauradora cosió las escrituras de venta y la Constitución de la Sociedad con hilo de lino, para lo que aprovechó algunas de las perforaciones ya existentes en las hojas. Las escrituras fueron cosidas a paso de toro, mientras que la Constitución pudo coserse por el interior, lo que permite una apertura total de las páginas que la conforman. Una vez completado el proceso de restauración, Alonso Ludeña almacenó los documentos en cajas, con dimensiones acordes a los escritos, así como en carpetillas y rollos.

La restauración de estos documentos aconseja ciertas recomendaciones para su conservación en el futuro. Así, la restauradora aconseja utilizar guantes de protección para su consulta, y que el paso de las hojas se haga por la esquina inferior derecha, evitando en todo momento las zonas reintegradas. Por otro lado, también incide en que para una buena conservación, los documentos tienen que estar en condiciones de humedad relativa, es decir, que no puede haber fluctuaciones de humedad, para lo que recomienda el uso de deshumidificadores. En cuanto a la temperatura de la habitación, debe estar entre 15 y 22 grados, sin que haya cambios bruscos. La iluminación, por su parte, debe ser fría y con filtros ultravioleta. En este caso, además, las obras deben mantenerse alejadas de lugares donde incida directamente la luz solar debido a que las radiaciones del sol degradan los materiales orgánicos con los que están hechos estos documentos históricos del pasado yerbato.

No obstante, todos los documentos están digitalizados en imágenes a alta resolución para que puedan consultarse en cualquier momento sin necesidad de manipular los originales.

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