El mercado de ganado de la Pola anda revuelto a raíz de las discrepancias entre profesionales de la carne y algunos veterinarios. Los primeros entienden que les están poniendo trabas a su trabajo, dificultando la obtención ágil de los certificados que necesitan para darle salida al ganado. El enfado de tratantes y ganaderos se está viendo reflejado en una recogida de firmas -ya llevan unas 200- para solicitar al Principado que tome medidas. Las disputas entre ambos sectores no son nuevas, pero han ido a más con la crisis sanitaria por la propagación del covid-19.

La promotora de la recogida de firmas es Verónica Molleda, hija del ganadero Gabino Molleda, que ha tenido "varias malas experiencias" con algunos de los veterinarios de la Oficina Comarcal Agraria de Pola de Siero. Estas impresiones las confirman otros miembros del sector contactados por este diario.

La joven de los Molleda relata algunas de las situaciones vividas. "Es todo el tiempo lo mismo. Nos ponen muchos problemas y trabas a nuestro trabajo. Pero son solo algunos, con otros estamos encantados", cuenta. En principio, los ganaderos y tratantes dependen de los veterinarios para obtener certificados de saneamiento y guía. El primero es un documento que certifica que los animales no padecen algunas enfermedades. El segundo es necesario cuando se va a enviar ganado fuera de la comunidad autónoma de origen. "Para sanear, con esta gente se hace muy complicado. Vienen a hacer las pruebas cuando quieren y luego tienes que ir a la consejería a por el resultado, con lo que estamos perdiendo varios días, al necesitarse ahora cita previa", lamenta Molleda, que reclama facilidades.

En el caso de la guía, "tuvimos una experiencia reciente bastante desagradable", cuenta. Fue la semana pasada. "Teníamos una vaca vendida a Galicia, pero el saneamiento nos llegó de viernes", lamenta. Entonces, acudieron al mercado del lunes, esperando obtener la guía -a pesar de no haber podido pasar por la consejería a por el certificado del saneamiento-, para poder compartir los portes con algún otro ganadero que enviara vacas ese día a Galicia. "Es una práctica muy habitual", puntualiza Molleda.

En principio, "el veterinario que estaba por la mañana nos dijo que no había problema, pero que pasáramos más tarde porque tenían mucho lío en ese momento". Sin embargo, según relata, "al volver más tarde el veterinario nos dijo que ya se marchaba, que si eso se la pidiéramos a otro compañero".

Una actitud que "se lleva tiempo repitiendo" y que quieren que cese "lo antes posible". Por eso ya han recogido 200 firmas de los profesionales del sector que pasan habitualmente por el mercado de ganado de la Pola.

Mismo emplazamiento donde en los primeros días de estado de alarma por el covid-19 afloraron discrepancias entre el sector de la carne y los veterinarios. Mientras unos sostenían que el recinto debía permanecer abierto para asegurar la cadena alimentaria, los otros aseguraban que había abastecimiento suficiente y que esos animales no pasaban al consumo hasta meses después de ser vendidos.

Finalmente, el mercado acabó cerrando por orden de la Delegación de Gobierno y solo pudo reanudar su actividad una vez comenzó la desescalada. Pocos meses han pasado desde entonces y los problemas vuelven a hacerse patentes en el recinto poleso, aunque esta vez por quejas de los ganaderos contra algunos de los veterinarios.