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Los lagares recuperan ventas pero temen no poder comprar toda la cosecha

"El año que viene vamos a embotellar menos para evitar más pérdidas de dinero", apunta Juan Miguel González, lagarero de Carreño

Un trabajador en un llagar de la Comarca de la Sidra. FERNANDO RODRÍGUEZ

El sector sidrero no está pasando por su mejor momento en cuanto a ventas se refiere. Después del parón casi total -exceptuado por la venta online- durante tres meses, ahora intenta remontar, aunque con cifras por debajo de las de otros años. Y es que el consumo de sidra no está siendo igual que antes. Sin grandes romerías ni fiestas multitudinarias, las cajas de sidra se acumulan en los lagares asturianos y van saliendo poco a poco. "No llegamos a niveles de otros años ni de lejos porque el bar que vendía 100 cajas ahora vende 60", comenta Juan Miguel González, dueño del Llagar de Peñón, en Albandi (Carreño). Algo mejor valora la situación Julián Castañón, de Sidra Castañón, en Quintueles (Villaviciosa). "De momento vamos bien de ventas, algo menos que el año pasado, pero bien. Eso sí, los tres meses que estuvimos parados no nos los quita nadie", lamenta.

La bajada obvia en ventas repercute directamente en todo el proceso de fabricación de sidra. Actualmente, los lagares tendrían que estar vaciando los toneles para poder hacer frente a la nueva cosecha de manzana, a partir del mes que viene. Sin embargo, de momento, no albergan tanto espacio como en años anteriores, lo que podrá desencadenar un parón con el que se pueden llegar a ver afectados los cosecheros. "Intentaremos hacer todo lo que se pueda para recoger la manzana que haya", comenta González. La estrategia empresarial de este lagar carreñense aún no está decidida, pero ya tienen claro que "no vamos a poder mallar la misma cantidad de manzanas que otros años porque no tenemos dónde meterlo en el llagar", añade el dueño del Llagar de Peñón. Castañón, por su lado, cree que los lagareros no tendrán problemas para hacer frente a la nueva cosecha, ya que cuadra con un año malo de manzana, según las previsiones. "Vamos a esperar a ver la manzana que haya aquí en Asturias porque no va a haber mucha cosecha este año. No podemos esperar a comprar manzana tardía", añade el lagarero de Quintueles.

El siguiente paso sería el embotellado, que se hace en la primavera. Este año, la crisis sanitaria del covid-19 perjudicó sobremanera este proceso por la paralización total de las ventas. El que viene aún no se sabe lo que ocurrirá. Mientras González comenta que "el año que viene vamos a tener que embotellar menos sidra para evitar más pérdidas de dinero", Castañón cree que en la primavera de 2021 "esperemos que, si no para la economía de nuevo, podremos embotellar más que este año". Eso sí, para que se cumplan los mejores pronósticos, los lagareros ansían que la situación sanitaria no se vuelva a torcer. "Es pronto para saber qué va a pasar el año que viene. De momento, todavía tenemos que pasar por una temporada dura, el invierno", comenta Castañón.

El sector sidrero está viviendo una situación de incertidumbre, como muchos otros. A la bajada en las ventas, que repercute directamente en la economía de los lagares, se podría sumar otra merma de ingresos para los cosecheros, en el caso de que no puedan despachar toda la manzana que recojan a partir de septiembre. No obstante, les podrá salvar el hecho de que 2020 es un año malo de producción de manzanas. Aún quedan semanas para empezar a recoger los frutos de las pomaradas. Mientras tanto, los lagares esperan poder aumentar el ritmo de venta de sidra para que el proceso no se frene.

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