El día del bollu de las fiestas de Santa Isabel de Lugones (Siero) se desarrolló principalmente en una pequeña carpa situada junto al colegio La Ería. Allí casi un millar de vecinos del gran núcleo de Siero recogieron 1.200 bollos. Una cifra que debería ser indicativo de un festivo habitual, pero la pandemia lo impidió. "Esperamos volver a la normalidad el año que viene", reflexionaban organizadores y socios durante la recogida.
El día amaneció despejado y pedía celebración. Cualquier otro año, las terrazas de la localidad ya hubieran estado abarrotadas desde la mañana y la merienda hubiera tomado el exterior durante la tarde.
No podía ser. Lo lamentaban los habituales del festejo -el principal de Lugones junto a El Carbayu-, que se tenían que conformar con una rápida charla recogiendo la comida junto a la zona de los colegios.
Después, algunos se animaron al vermú en las proximidades de la iglesia, eso sí, manteniendo las mismas medidas de seguridad estricta a la que también obligaba la asociación de festejos mientras entregaba el bollu. "Es lo que nos queda. Tomaré un par de botellas de sidra y por la tarde merendaremos en alguna terraza", aseveraba David García, vecino de la localidad.
Ese era el punto. Celebrarlo de otra manera, "con algunos amigos y familia, pero sin juntarnos mucho".
La limitación generaba cierta tristeza. Lo comentaba Estefanía Gracia, sentada en una sidrería próxima al colegio de la Ería. "Se nota que falta la fiesta. Otros años había mucho ambiente". Claro, sin verbenas, ni actos, el espíritu festivo tenía que ir por dentro y ser responsable. Santa Isabel volverá de verdad, con suerte, el año que viene.
