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Los productores de faba sierenses prevén una cosecha "buenísima"

El calor estival favoreció el crecimiento de las plantas, que van muy cargadas y necesitan ahora poca lluvia: "Tiran con el rocío de la noche"

Mercedes Menéndez, ayer, con un puñado de vainas de fabes en la mano, en su plantación de El Carbayu, Lugones. S. ARIAS

"Pienso que se van a recoger antes que otros años porque con el calor que hizo todo el verano adelantaron mucho", señala Juan Sánchez Candanedo, productor de fabes de La Belga (Siero), sobre la cosecha de la legumbre que iniciarán este próximo octubre. Pero la planta de la faba es delicada y depende del lugar donde esté plantada. Así, por ejemplo, en el cultivo de Mercedes Menéndez, en El Carbayu, estiman iniciar la recogida a principios de noviembre. Sea antes o después, ambos agricultores destacan que esta será una temporada muy buena, con las plantas llenas de vainas y éstas, a su vez, con cinco o seis fabes de buen tamaño.

"Yo creo que va a ser buenísima la cosecha porque la planta está cargada y en las caxinas hay faba", precisa la mujer, quien vende sus productos en el mercado de Lugones. Además, cree que las plantaciones seguirán dando en los próximos meses "porque hay muchas flores, y donde hay flor hay faba".

Todo parece indicar que será una gran recogida. El buen tiempo de julio y agosto, con sol, favoreció el crecimiento de las plantas y sus fabes. Y eso que este año muchos faberos tuvieron que retrasar la siembra debido a la lluvia de la primavera. "Entre el agua y el coronavirus no pudimos hacerlo antes", explica Menéndez.

Pero el calor estival consiguió relanzar las plantaciones. Además, las lluvias intermitentes del pasado agosto favorecieron la buena marcha de las plantaciones. "Es oro, un tesoro", afirma Menéndez, afanada ya en recoger faba en verde por encargo. Un agua que vino de perlas a las plantaciones pero a la que ahora temen. No quieren ni lluvia ni frío. Ni de lejos. "Eso les hace tardar un poquiñín más, principalmente necesitan sol y sería bueno que venga bueno", señala Sánchez. Ambos faberos comparten opinión. Menéndez mira al cielo con temor de cómo pueda ser septiembre y el día de ayer arroja malos presagios. Pero espera que el sol se vuelva a abrir paso entre las nubes en Siero. De lo contrario, las vainas se estropean, cogen humedad y quedan "manchadas".

Los agricultores no quieren lluvia en septiembre ni octubre porque con el rocío que comienza a caer en las noches del final del verano las plantas tienen suficiente para dar su último estirón de cara a la recogida y conseguir fabas de buen calibre. "Con eso se mantienen. Está claro que va a llover algún día, el problema es que vengan muchos días seguidos con agua", detalla Sánchez, quien echa un ojo a las vainas que crecen en sus fincas: "Tienen buena pinta", confirma.

Dentro de un mes iniciará la cosecha en sus terrenos en La Belga porque sus plantas llegan con ímpetu al inicio del otoño. Adelantando la recogida, en su caso, respecto a años anteriores. En el caso de Menéndez, en El Carbayu, aún esperará dos meses para coger les fabes. "Con el rocío de la noche van tirando y la lluvia de hoy (por ayer) también le viene bien porque es suave, si no las plantas se pudren", confirma.

Todo queda ya en manos del tiempo después del duro trabajo de siembra y mantenimiento que exigen les fabes. Una legumbre "muy delicada" de cultivar que es uno de los imprescindibles de la gastronomía y cultura asturiana.

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