Un buen verano, y con turistas, algo poco habitual. Es el sentir general entre la hostelería de Noreña tras los meses de julio de agosto. Lo que parecía que iba a ser un aciago estío ha sido todo lo contrario. Los noreñenses se animaron a salir a disfrutar por la Villa Condal y, además, llegaron los veraneantes, un punto que sorprendió en los negocios hosteleros ya que, dicen, no es algo habitual en la zona. "Para lo que suele ser el verano fue mejor que otros años", apunta Maite Martínez Lorences, propietaria de un restaurante.

Una buena marcha de los negocios que la hostelera achaca a que "los locales se quedaron en casa y consumieron, y hubo más turismo que otros años". De hecho, estima que las ventas en su negocio crecieron en torno a un 20 por ciento pero advierte que, con todo, "no es para echar voladores".

También el restaurador Marcos Alves celebra unos buenos meses de julio y agosto en su negocio, sorprendido con la gran afluencia de turistas. "Quizá al cincuenta por ciento, hubo muchísimo turismo y sobre todo del sur de España, de Sevilla, Málaga, Murcia...", apunta. Además, cree que el confinamiento también favoreció la salida de los noreñenses a disfrutar de la hostelería local. "Hubo muy buena acogida, la mentalidad es disfrutar y pasarlo bien". Además, cree que Noreña también se ve favorecida por no estar afectada por rebrotes. "En otras zonas la gente sí cogió miedo, pero aquí tuvimos la suerte de que no hubo nada y siguió todo bien", señala.

Sin embargo, los negocios de ocio nocturno sí se quejan, al verse perjudicados por el cierre decretado a la una de la madrugada: "Para mí fue un verano muy bueno y estoy contento, pero lo de cerrar fastidia porque a esa hora lo tengo lleno hasta la bandera y la gente se marcha o hay que echarla", resume Carlos Baragaño, propietario de un bar de copas. Tira de ironía: "Hasta las 12 no pasa nada, no actúa en las playas ni en los centros comerciales; es a partir de medianoche, como los Gremlis".

Además, apunta que muchos clientes, sobre todo los más jóvenes, se van a locales o casas tras el cierre para continuar la noche. "Tenemos que cumplir, es así y entiendo que con 20 años ¿cómo vas a ir para casa?", dice. Por su parte, Elena Rodríguez, empleada de otro negocio de la Villa Condal, destaca que el verano, que se dio bien, estuvo marcado por el turismo. "Hubo gente de Cataluña y mucha de Andalucía y extranjeros algunos también, sobre todo franceses", indica.