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El Ecce Homo se queda en casa en Noreña

Los vecinos sacan el lado bueno de la fiesta, sin actos por el coronavirus: "Hay donde aparcar y no tenemos resaca"

Juan Álvarez, Xuan Fuente, Germán Olay, María Jesús Prado, Lucía Carrio, Beatriz Rodríguez y María Olay. P. FERNÁNDEZ

Noreña vivió ayer el día grande en honor al Ecce Homo en familia. No hubo procesión, pero sí misas en honor al Cristo de la Villa Condal. La de las doce de la mañana tuvo un especial recuerdo a las víctimas del coronavirus y el sacerdote que la ofició rogó en sus plegarias para que se acabe cuanto antes la pandemia y se descubra pronto una vacuna para todo el mundo. Además, el religioso espera que esta crisis sanitaria haga cambiar a la sociedad y éste sea menos consumista y, por ende, más respetuosa con el medio ambiente. El cura rogó al Señor, entre otras cosas, "para que sepamos mantener el nivel de vida que las circunstancias nos han impuesto, sin volver a caer en los excesos del consumo".

La alcaldesa de Noreña, Amparo Antuña, presente en la misa de 12 de ayer, comentó respecto a las peculiares fiestas del Cristo de Noreña que el virus "no nos va a quitar de seguir celebrando el Ecce Homo de una manera diferente. La gente saldrá a la calle, con su protección, como manda la Consejería de Salud. En las actividades para niños hubo lleno total. Son unas fiestas especiales pero no dejan de ser fiestas. A veces no tienen por qué ir acompañadas de una orquesta, las fiestas las tiene que llevar uno en el corazón".

Una vez finalizados los actos religiosos, las calles de Noreña se llenaron de vecinos que abarrotaron las terrazas en una mañana con temperatura agradable, animada por el sonido de una pareja de gaita y tambor. Los noreñenses, a pesar de la ausencia de eventos multitudinarios, supieron celebrar su propia fiesta del Ecce Homo con los suyos, en familia o grupos de amigos. Muchas ventanas de la villa condal se engalanaron con banderas y con imágenes del Cristo para dar el toque festivo a una jornada atípica.

"Este año está siendo muy raro. No hubo procesión y se notó bastante porque otros años estaría Noreña llena de gente. Hay donde aparcar porque otros años venía mucha gente de fuera a dormir a casas de amigos y éste no y, además, no tenemos resaca como otros años", comentó Gustavo Rodríguez. Mientras disfrutaba del vermú en una terraza junto a su hija Mara y sus amigos Pablo Canut y Vanesa Rubio, con sus hijos Andrea y Álvaro, esperaba a que llegase la hora de comer para festejar con la familia de su mujer el Ecce Homo. "Hoy vamos todos a comer a casa de mis suegros, como hacemos todos los años, porque es un día especial", añadió. Pablo Canut, por su parte, apostillaba que "un domingo del Ecce Homo no había donde aparcar en Noreña y hoy está mucho más vacío. Hoy (por ayer) parece un domingo normal. Hay algo de gente, pero no como otros años".

La ausencia de grandes celebraciones supuso para muchos un varapalo, teniendo en cuenta que Noreña, durante el Ecce Homo, es un hervidero de gente. "Estamos viviendo estos días con resignación porque no son el tipo de fiestas a las que estamos habituados. Este año son unas fiestas más bien locales y la gente está disfrutando del pueblo. De fuera tampoco vino gente por la situación que hay. Estamos intentando disfrutar de las fiestas con resignación, pero siempre con alegría", explicaba Juan Álvarez Piquero sentado en una terraza de la villa condal.

Eso sí, las costumbres de casa no cambiaron en absoluto. "En mi casa nos reunimos toda la familia y hacemos la comida tradicional del Ecce Homo, donde no puede faltar una buena fabada. El día está formidable para el terraceo y el vermú", añadía Álvarez Piquero, sentado en la mesa junto a Xuan Fuente, Germán Olay, María Jesús Prado, Lucía Carrio, Beatriz Rodríguez y María Olay. Unos y otros trataron ayer de disfrutar de las celebraciones del Ecce Homo que, este año, se quedaron reducidas a la mínima expresión por la situación sanitaria. No obstante, Noreña seguirá con actividades lúdicas hasta el domingo. Hoy, será el reparto del bollo, así como la celebración de una misa por los vecinos fallecidos, animación musical y dos sesiones de teatro. Todo ello, respetando las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

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