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La braña de Buxana, en Quirós, ocupada por humanos desde hace unos 6.000 años

Los arqueólogos del Grupo Llabor evidencian el uso continuado forestal y agroganadero de los espacios comunales desde la Edad de los Metales

La braña de Buxana, en Quirós, está en uso desde hace entre 5.000 y 6.000 años, desde la era del Calcolítico, en la primera Edad de los Metales. Así lo refrenda la segunda campaña de excavaciones arqueológicas realizadas a lo largo del pasado verano por el Grupo de Investigación Llabor (Llaboratoriu Rural de Paisaxe, Historia y Patrimoniu) que dirige la profesora de la Universidad de Oviedo, Margarita Fernández Mier. Unos trabajos que han sacado a la luz también incontables objetos y materiales que están siendo analizados por los arqueólogos, inmersos ahora en el trabajo de laboratorio, documentación 3D y elaboración de planimetrías.

"A falta de los resultados del Carbono-14, seguramente hablamos de un primer uso hace 6.000 años y vemos que hay una reiteración de los usos en ese espacio, es una zona por la que pasa una importante vía de comunicación con una vinculación al aprovechamiento de los espacios agroforestales", explica Pablo López Gómez, de la Universidad de León y director de la excavación.

Una campaña que, a su juicio, ha sido un éxito que les permite avanzar en su investigación que pretende poner de relevancia la diacronía de los espacios con distintos modelos de uso y explotación a lo largo del tiempo.

En Buxana confirmaron su tesis de partida, son espacios con un uso muy prolongado en el tiempo con superposición de estructuras y reutilizaciones de espacios. "Fue sorprendente porque nos encontramos una cabaña de dimensiones muy grandes y un uso muy prolongado durante la Edad Media, y debajo de esta estructura hay gran cantidad de restos de una ocupación que parece del Calcólítico", detalla. Unas dataciones que corroborarán en las próximas semanas cuando reciban los resultados de los análisis del Carbono-14.

La campaña ha sido un éxito también en Los Fuexos (Belmonte de Miranda), donde hallaron distintos niveles de ocupación y uso de la braña con una zona con agujeros de poste que pueden ser anteriores a la Edad Media. En este caso, los arqueólogos se sorprendieron al encontrar en una de las cabañas enterramientos de los animales, de la Edad Moderna, en los siglos XVII y XVIII, cuando la zona comenzó a ser utilizada por vaqueiros de alzada.

Tras la campaña de excavación, los arqueólogos se centran ahora en ordenar toda la información adquirida, analizarla y registrarla. Además de los resultados del Carbono-14 sobre materiales y estratigrafía, analizan por ejemplo suelos, semillas y pólenes, que les permite abordar una reconstrucción agrobiológica que les da información sobre la evolución de la forestación y deforestación del espacio. También crean planimetrías y modelos en tres dimensiones de las catas. "Ahora tenemos que reposar bien toda la información para verla y compararla con otros estudios similares; es decir, para hacer ciencia", comenta López. De hecho, el próximo mes de noviembre aportarán sus conclusiones en un congreso internacional sobre espacios comunales organizado por la Universidad de Oviedo.

El objetivo de esta investigación, que es una más de las que desarrolla Llabor, es dar cuenta de la importancia de la resiliencia de estos espacios comunales que fueron gestionados por las comunidades locales durante miles de años, hasta la actualidad. "Reivindicamos una profundidad histórica y arqueológica para la situación actual en la que se encuentra el mundo rural para buscar soluciones a la crisis que atraviesan estas comunidades", explica López. Los arqueólogos subrayan que Asturias más que un espacio natural es un espacio cultural, ya que tras los paisajes está el ser humano y el conocimiento adquirido a lo largo de miles de años.

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