De mi edad. Nacidos en el franquismo, criados en familias con recursos exiguos. Gracias a los afanes de nuestras familias y a nuestro propio ahínco nos labramos un futuro. Unos trabajando desde los catorce hicieron un aprendizaje profesional de excelencia. Otros, tal vez más afortunados, pudieron realizar unos estudios que facilitaron el salto desde la clase obrera a la media. El esfuerzo no se puede describir porque el hacer todos los días 10 km. andando para llegar a casa desde la Pola o el pasar las uñas sobre la piel "ariá" de las piernas, por inviernos de pantalón corto, sólo se pueden vivir. El hecho es que los de mi edad, y mayores, hicimos posible la sociedad de comienzos del siglo XXI y presumimos de responsabilidad, profesionalidad y solidaridad. Bueno... no todos. Sé de uno de 69 que ya en los años setenta se apoderó primero de cuatro y luego de doce millones de pesetas. Atentó contra la casa sindical de Hernani, se hizo con 3.000 kilos de dinamita, participó en las Conversaciones de Argel, atentó contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, muriendo entre otros cinco niñas; fue diputado del Parlamento Vasco, donde se le eligió miembro de la Comisión de Derechos Humanos y más cosas. Está en París hasta ver si se le extradita. Pide le cambien de piso y nadie sepa su domicilio, dice tener miedo a represalias de la derecha española. Tien alias de xata. Sí, Ternera. Probe. ¡Protegeilu, coime! ¡A ver si va a pasai algo! A esta edad ya conviene hacer ejercicios de Memoria Democrática, porque alzhéimer y vendedores de humo te llevan fácilmente a la amnesia. Aunque a más jóvenes, monotemáticos con la monarquía, y otras fruslerías, unos ejercicios... igual no les venían mal.
