Noreña desbordaba ayer ilusión por la cultura con el estreno de su Noche Blanca. Lectura, pintura y visitas por la Villa Condal completaban una oferta que convenció a los locales a salir a la calle cuando el sol comenzaba a caer, para inspirarse con los textos de Delibes, la arquitectura local y las obras de arte de propiedad municipal.

Abrió la noche la alcaldesa, Amparo Antuña, leyendo una frase muy apropiada del libro "El Camino": "Cada uno mira demasiado lo propio y olvida que hay cosas que son de todos y que hay que cuidar". Entre esas cosas seguramente se encontraba la cultura.

Ayer se cuidó mucho y todos la miraron. Como a las antiguas fotografías que decoraban marquesinas y ventanas por las principales calles: "¡Ahí está mi casa!", exclamaba sorprendida Inés Reguero, una de las participantes en la primera visita del día, observando una instantánea de primeros de siglo de la calle La Iglesia. Esa fue la tónica del estreno de la Noche Blanca, recuerdos y cultura para todos, en una edición histórica, por la novedad y por las mascarillas.