Que es merecedor de reconocimiento público por su trayectoria es algo que no duda casi nadie. Juan Camino tuvo una descarada vocación de servicio que quienes lo tuvieron cerca saben sobradamente. Siempre mantuvo que a la política se va a servir y, siendo persona con claridad en las operaciones aritméticas, sostuvo con vehemencia que en las instituciones había que sumar, no restar. Su labor en el Hogar del Jubilado de El Berrón es sobradamente conocida. Sabía de compromiso con instituciones de beneficiencia y, a final de año, entregaba en Cáritas de Pola de Siero un talón con una donación proveniente del PINSI. Hasta alguna vez comentó que cuando dejase la política dedicaría parte de su tiempo libre a Cáritas. Lástima que las circunstancias no se lo hayan facilitado. Igual es tiempo de que el Ayuntamiento de Siero, original en muchas cosas, tire de creatividad y busque una fórmula de reconocimiento. Y digo esto porque, existiendo lo de "hijo predilecto", es un término que a mí no me convence. Sabemos sobradamente que es un título honorífico que un municipio concede a una persona nacida en él como reconocimiento a sus valores profesionales y humanos. Pero como el término vincula a la paternidad o maternidad, en la familia los predilectos son los más débiles, necesitados o incapaces, y Juan necesita reconocimiento por lo contrario: su servicio, fortaleza y capacidad.