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Valdesoto adapta la tienda del pueblo a la era covid

Casa Amparo, con 42 años de historia, despacha pedidos vía Whatsapp desde que se produjo el confinamiento

Amparo Palacio, en la tienda Casa Amparo, en Valdesoto. P. FERNÁNDEZ

Conservas, productos de limpieza, pan, bebidas, frutas, hortalizas... La lista de la compra en Casa Amparo es la de toda la vida, pero ahora, 42 años después de su apertura, se ha adaptado a las nuevas necesidades de su clientela y sirve pedidos vía whatsapp y a domicilio a aquellos clientes que tienen dificultades para desplazarse. Tras el mostrador, Amparo Palacio Noval atiende a los vecinos como lo hicieron los primeros años sus padres, Emilio Palacio Roces y Amparo Noval Gutiérrez, quienes abrieron Casa Amparo en marzo de 1979 en un local de Valdesoto que antes había sido una sala de bailes. La decisión de emprender en aquellos tiempos se basó en que el matrimonio tenía tres hijos y había que mantener a la prole. Por ello, la madre de Amparo llevaba las riendas de la tienda, ubicada justo debajo de su casa, y así podía atender las ocupaciones hogareñas y laborales al mismo tiempo.

Ahora su hija, a sus 59 años, reconoce que, cuando cogió las riendas del negocio, "no me gustaba esto nada, pero mi madre enfermó en aquel entonces". "Ahora estoy muy contenta aquí". Casa Amparo perteneció a una cooperativa asturiana ya extinta, de ahí a que el negocio tuviese que ampliarse en su día.

La clientela ahora es distinta debido al cambio de la sociedad. Casa Amparo funciona como una tienda de último recurso, es decir, para hacer la compra de aquel ingrediente que falta para preparar un plato o el despiste de última hora. Sin embargo, en los últimos tiempos, Amparo reconoce que "la gente vuelve a hacer la compra habitualmente aquí, ya no vienen solo a por el bote de tomate, sino que hacen la compra de la semana y, los fines de semana se vende mucho pan". Esta tienda de pueblo resiste a las grandes superficies al estar en medio de Valdesoto, con multitud de casas a su alrededor que prefieren dar la ganancia en el pueblo que dejarla em grandes superficies de Siero u otros núcleos urbanos cercanos. Su futuro parece asegurado, solo falta, eso sí, contar con relevo generacional.

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