La estación de autobuses de Pola de Siero funciona en su plenitud desde ayer con la apertura a los usuarios del interior del equipamiento. Se pone fin así a una de las quejas habituales de los viajeros, quienes desde hace casi un año, cuando se abrieron los andenes, reclamaban la apertura de las instalaciones para resguardarse del frío y la lluvia y poder utilizar los aseos una vez que en la nueva estación comenzaron a operar las compañías de transporte. Ahora, los usuarios disponen de asientos, aseos, máquinas de venta de bebida y snacks. Además, el acceso será mediante puertas automatizadas y con vigilancia las 24 horas del día.

"Queríamos que entrase en funcionamiento para que no llegasen meses de mayor frío con la estación cerrada, y al final ya está en marcha al servicio; esperemos que dé el servicio esperado, estamos muy contentos", señaló la concejala de Desarrollo y Promoción Económica, Aida Nuño.

El interior de la estación estará abierto de 7 a 20.30 horas, de lunes de domingo. El acceso será posible gracias a un sistema automático de apertura y cierre de las puertas. Además, para que ningún usuario se quede dentro habrá avisos de megafonía para alertar del cierre del equipamiento. Una actuación que ha supuesto una inversión de 10.900 euros.

Asimismo, se darán recomendaciones y consejos de uso de la estación para cumplir con los requisitos sociosanitarios para evitar la propagación del coronavirus. En ese sentido, el concejo también ha tomado medidas en el interior de la estación, donde las sillas de las salas de espera están marcadas para indicar qué asientos se pueden ocupar y mantener así la distancia social.

El equipamiento también contará con servicio de vigilancia mediante 4 cámaras de circuito cerrado en el interior y otras dos en el exterior, que serán controladas periódicamente. También se ha puesto a disposición de los viajeros máquinas de venta de bebidas y comidas que, sustituyen la falta de la cafetería con la que contaba inicialmente el proyecto. Si bien, la licitación de su explotación quedó desierta, lo que retrasó la puesta en marcha de la estación de autobuses de la Pola. Debido a la caída de la cafetería se optó por la apertura automatizada, ya que iba a ser la adjudicataria la encargada de la apertura y cierre del recinto.