Después de casi diez años de su tercera etapa al frente del colectivo, Jenaro Soto renuncia definitivamente a presentarse a la reelección como presidente de la Sociedad de Festejos de Pola de Siero. La entidad abrió ayer la convocatoria para presentar candidaturas y dio a conocer el proceso y requisitos para presentarse y tomar las riendas del colectivo social poleso que organiza las fiestas del Carmín, los Güevos Pintos, Comadres, el Octoberfest y San Juan en colaboración con la asociación "Les Campes".

Es imprescindible que el candidato sea socio del colectivo con una antigüedad mínima de 24 meses de afiliación. Además, cada candidatura tendrá que presentar socios para los cargos de presidencia, vicepresidencia, secretaría y tesorería. Las personas interesadas tienen de plazo hasta el próximo 30 de octubre para efectuar el registro de las candidaturas, que se deberá de hacer en la sede de la Sociedad de Festejos, en horario de 19 a 20 horas.

Si bien, Soto, quien declinó realizar declaraciones sobre su marcha como presidente, detalló que en el caso de que solo se presente una candidatura los plazos establecidos se podrán acortar, pues no será necesario convocar votación. "Si hay dos y uno no está de acuerdo ya habría problema, pero siendo uno solo nadie va a protestar", explicó.

Jenaro Soto deja la Sociedad de Festejos de Pola de Siero tras varios períodos involucrado en la entidad. Su primera presidencia fue de 1985 a 1987, repitió de nuevo de 1994 al 2000 y volvió a coger las riendas del colectivo en 2011 hasta la actualidad, que finaliza su último mandato.

Una actividad social a lo largo de varias décadas en la que destaca su guerra personal contra el botellón en las fiestas, prohibiendo la entrada de bebidas alcohólicas y la música amplificada. O su reciente intento de hacer del Carmín, el pasado verano, una romería privada para los socios debido a la pandemia del covid-19. Son algunas de las polémicas en las que ha estado inmerso Soto.

Sin olvidar la generada en la organización del Octoberfest de 2019, en la que la Sociedad de Festejos fue acusada de machismo y sexismo por la imagen que ilustraba la cita, con una joven vestida con el tradicional traje tirolés con un pronunciado escote a modo de reclamo. Soto asumió la responsabilidad y, tirando de ironía, cambió la imagen poniendo un burka a la modelo.