La exigencia de Lucía Noval de conocer con exactitud el estado de las cuentas de la Sociedad de Festejos de la Pola antes de formalizar su candidatura a la presidencia indignó al todavía dirigente del colectivo, Jenaro Soto, que amenazó ayer con bloquear la llegada del nuevo equipo e incluso con seguir en el cargo. “Lo haré como me salga.”, espetó Soto.

Noval acudió a la sede de Festejos con intención de presentar su candidatura, pero con condiciones previas. Exigió saber al detalle la situación económica, que se haga pública ante los socios y que se convoque una asamblea para las elecciones. No se fía de la situación que se pueda encontrar ni del actual presidente. El colectivo, según reconoció Soto, debe más de 40.000 euros, faltan actas y facturas y hay asambleas pendientes.

Las exigencias de la aspirante desembocaron en una caldeada discusión en la sede, una prolongación del conflicto que ya mantuvieron ambas partes hace un año y medio, la primera vez que Lucía Noval se postuló como presidenta. Soto anuló entonces su candidatura por un formalismo y el asunto terminó en los tribunales.

Jenaro Soto estalló contra Noval y sus colaboradores: “no vienen a por Festejos, vienen a por mí”. Así que, aunque parecía por fin dispuesto a dejar la dirección del colectivo, ahora se plantea estrategias para frenar el ascenso de su contrincante. “Tengo hasta mañana (por hoy) a las ocho de la tarde para dimitir y pensar si me vuelvo a presentar. Y si no, puedo apurar los catorce días de plazo que me da la ley, dimitir y retrasar otro mes las elecciones”, apuntó .

Todo queda en el aire mínimo hasta esta tarde. La posibilidad de que este nuevo intento de relevo en la organización de las grandes fiestas polesas acabe en el juzgado vuelve a estar ahí.

Noval y sus compañeros expresaron sus dudas antes de irse, planteando que no asumirán los mandos del colectivo si no se cumple con lo que marcan los estatutos y si no tienen clara la situación económica a la que se enfrentan. Sin embargo, las contestaciones de Soto se limitaron a un encadenado de frases del tipo “menos lobos, Caperucita”, “si al asesor no le mando los datos, claro que no sabe cómo están las cuentas” o “los estatutos me los paso por donde me dé la gana”.

El futuro de Festejos no está nada claro. La pérdida de la subvención municipal y la imposibilidad de organizar eventos este año por la pandemia han dejado tiritando las cuentas. Algo que amenaza directamente a la pervivencia de fiestas tan icónicas como El Carmín, Güevos Pintos o Comadres.