A la llegada del féretro de Juan Camino a la iglesia parroquial de Pola de Siero se hizo un gran silencio. Hasta que el párroco Fermín Riaño se acercó para recibir los restos mortales del exedil, fallecido el viernes, a los 77 años, tras una larga enfermedad. “Entregó su vida día a día”, subrayó Riaño al iniciar la ceremonia, en referencia a su dedicación, siempre, a los demás. Sus familiares, en los primeros bancos, eran inconsolables. Ayer recibieron el cariño de muchos sierenses, aunque las restricciones de aforo por la crisis sanitaria limitaron el acceso al templo.

El pesar por la pérdida fue también visible en el alcalde de Siero, Ángel García, y en varios concejales de la oposición, además de la diputada autonómica del PP Beatriz Polledo, que acudió a la iglesia. Todos llegaron apesadumbrados al funeral y coincidieron en señalar uno de los valores de Juan Camino: “Tenía una gran voluntad”.

Recuerdo imborrable

Esta se manifestó tanto en su empeño con algunas causas siendo concejal –lo fue casi 12 años– como al final de su vida, luchando contra la enfermedad. El fallecido dedicó también sus esfuerzos al Hogar del Pensionista de El Berrón, del que fue presidente durante una década. Sus socios le recordaban ayer. “Su recuerdo perdurará en el tiempo para los que le conocimos. Gracias a él tenemos unas instalaciones espectaculares y un nivel de actividades culturales increíble”, señalaron.

También hubo palabras de afecto de quienes le conocieron en política. No solo los ediles del PSOE, en el que militó y con el que fue concejal, sino los compañeros del partido que fundó, el PINSI. “Era un hombre de familia, trabajador infatigable y luchador incansable. Su entrega y honradez dejarán huella”, subrayaba Rubén Ordiales.

Camino iba a recibir en fechas breves la distinción como hijo predilecto de Siero.