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La historia detrás de la panadería que emociona a los vecinos de Grado con el gesto de no cobrar a bares y restaurantes

Una tahona de El Casal, un vecindario de la villa con fama de solidario, no deja de recibir elogios por su decisión: "Me siento orgullosa de de conoceros"

Marta Vielsa, en su panadería de El Casal, en Grado, ayer por la tarde.

Hay barrios donde la solidaridad siempre ha sido seña de identidad. En el de El Casal, en Grado, lo era antes de la pandemia y lo está siendo durante esta crisis sanitaria, cuyas consecuencias con tanta dureza golpean a familias y negocios. Uno de los últimos ejemplos de la preocupación por el prójimo que demuestran los vecinos de este punto de la villa sucedió hace unos meses, pero se ha conocido ahora a través de las redes de algunos particulares, que han dado difusión al hecho: en mayo pasado, tras la reapertura de la hostelería al final del confinamiento de la primera ola del covid-19, la panadería de esta zona, que sirve a numerosos bares y restaurantes moscones, no cobró la factura del pan de esa primera semana de funcionamiento a ninguno de ellos.

El gesto no trascendió en su momento. Lo hace ahora y muy a pesar de sus protagonistas, que han tenido otros similares en distintos momentos desde que se inició la pandemia y con anterioridad a ella, y siempre han evitado que se hablase de ellos. Pero en esta ocasión han sido sus vecinos quienes han querido mostrarles su gratitud de manera pública, dando lugar a una cadena de reacciones de reconocimiento en la localidad.

Todo se inició ayer, en las redes sociales, cuando una mujer dedicó un mensaje a los responsables de la panadería. “Escribo esto en el muro de Panadería Tuñón y es mi pequeño reconocimiento al gran gesto que tuvieron. Si los protagonistas creen que no procede, que me lo hagan saber y lo borro. Estos días, desde la panadería, habéis publicado mensajes de apoyo a los chigreros y es uno de ellos el que me ha comentado algo que no me sorprendió, porque sé cómo sois. Me dijo que cuando se reabrieron los bares, en el primer confinamiento, tuvisteis el gran gesto de no cobrar la factura del pan de toda una semana. Y si eso es verdad, y así lo creo, me siento orgullosa de escribir esto y mucho más de conoceros. Espero que no le parezca mal a nadie, pero creo que merecéis que se sepa y que el mundo se entere de que detrás hay alma de panaderos y corazón de grandes personas”, dice el “post” de esta vecina.

Al mensaje de esta vecina le siguieron numerosos comentarios de agradecimiento, muchos para poner en valor el hecho concreto y otros tantos para hablar de la fama solidaria de la gente de El Casal. De moscones que fueron o son vecinos de esta zona residencial y que, a través de múltiples apuntes en las redes sociales, rememoraron la historia de tantos y tantos negocios y personas que en malas épocas ayudaron a salir adelante a todo el que pudieron.

“No es algo extraordinario: si todos nos damos apoyo, saldremos adelante”, dice la dueña del negocio

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El resumen de lo que significa ser de este barrio moscón lo hizo finalmente a través de las redes, y abrumada por tanto cariño, la propietaria de la panadería, Marta Vielsa, que, aunque no pudo citarlos a todos, mencionó, tirando de la memoria de su infancia en el barrio, a las personas que con sus negocios de comercio o servicios dieron apoyo a quien pasaba necesidades hace muchos años. Ella nació y ha residido toda su vida en este punto de la villa, y hoy tiene allí su establecimiento, una panadería que surte a buena parte de la hostelería local.

“Voy a empezar como empiezo siempre: soy de El Casal y en El Casal siempre hubo gente sana y buena que ayudó a quien lo necesitó, igual la mayoría de vosotros ya me lo oiría contar alguna vez. Gente como Lucía (González) la de la tienda, que siempre desinteresadamente fio a todo el que lo necesitó. Claudio (Fernández) el de la mueblería, que decía: llévalo y ya me lo pagarás cuando puedas. Chus el pescadero (Jesús González), que te lo daba y ya te comentaba que, si no se te arreglaba pagar, ya lo hacías para la semana que viene. Geli la maestra (Ángeles Fernández), que siempre ayudó a todo el que necesitó de ella, bien dando clases, muchas veces sin cobrar, bien atendiendo necesidades de todo tipo. Gente como María la Canalona (María Cámara), que, a pesar de tener doce hijos, ibas a la hora de merendar a su casa y siempre te ofrecía merienda. O mi madre, que llegábamos de clase y a veces te encontrabas con alguien sentado a la mesa tomando un café con pan porque llegó pidiendo a la puerta de casa. Y como ella, todas, y por eso considero a mi gente de El Casal familia. Yo me crie entre gente solidaria, por eso siempre que pueda ayudaré al que en algún momento esté en situación desfavorecida. No creo que sea algo extraordinario: si todos, en la medida en que podemos, hacemos algo, saldremos adelante sin problema”, reza el mensaje de la responsable de la panadería.

La emotiva nota de Marta Vielsa, que rehúye el protagonismo y a la que cuesta convencer para que se haga una foto, continúa. “Gracias por las palabras tan guapas que nos dedicáis, pero somos uno más en este grupo solidario, tenemos la gran suerte de poder abrir, pero si no fuera así, tengo claro que alguien nos ayudaría. Muchos besinos a todos”, concluye el mensaje en las redes sociales de esta panadera que ha emocionado a muchos vecinos del barrio y del conjunto de la villa.

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