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El puente de Quinzanas, como un “tobogán” tras hundirse una pilastra en el río Narcea

Los vecinos de la localidad praviana, desesperados ante el deterioro de la estructura y la “inacción” del Principado, reclaman una reparación urgente

Vecinos de Quinzanas, ayer, junto al puente. | S. Arias S. A.

Un “tobogán” sobre el río Narcea. Es lo que parece el puente de Quinzanas, en Pravia, cuyo deterioro avanza sin freno. Permanece cortado al tráfico desde finales del pasado diciembre por su mal estado. Pero ahora una de las pilastras centrales se ha hundido, en la zona de mayor corriente del río que salva, el Narcea, generando una considerable pendiente en la calzada que sustenta para el paso de vehículos y peatones. Los vecinos temen que los daños que ya presenta, unidos a las lluvias previstas para los próximos días, le dé la estocada final a la estructura.

Ayer, los vecinos de Quinzanas y Pronga, que llevan tres años advirtiendo del peligro y la necesidad de una reparación, volvieron a urgir una solución inmediata. “Es un desastre que probablemente ya no se pueda arreglar”, señalaron tras casi un mes dando un rodeo de 20 minutos para llegar a Pravia por un camino alternativo al tener cerrado el paso por el puente.

El puente, con la pilastra central, hundida en el río.

La estabilidad de la infraestructura pende de un hilo, afirman. Y reclaman que el Principado tramite ya la partida de 326.000 euros prevista en el presupuesto autonómico para la reparación. Sin embargo, los vecinos sospechan que será necesaria la construcción de un nuevo paso, “porque el agua ya está comiendo el puente por abajo y cada vez va a peor y el deterioro es más rápido”, explican.

También lo teme el alcalde, David Álvarez, que ayer exigió el inicio inmediato de las obras. “Si el proyecto que tienen vale, se debe hacer ya, aunque viendo cómo está el puente, claramente hundido, quizá sea necesaria una intervención mayor”, señaló.

El alcalde, David Álvarez, a la izquierda, ayer, con los vecinos.

El corte de tráfico en el puente, que salva uno de los pozos salmoneros más relevantes del Narcea, ha generado un gran trastorno para el centenar de vecinos de la zona. Ir a Pravia, por San Román de Candamo, son 20 minutos frente a los cinco que tardaban hasta ahora. Además, lamentan, la mayoría de vecinos son personas mayores sin vehículo, dependientes del taxi. “Y son 40 euros ida y vuelta el viaje”.

Junto a los problemas que el corte genera para actividades cotidianas se suma que “al saneamiento le falta poco para romper, porque va enganchado al puente”.

El deterioro se agravó por el tránsito de camiones pese a estar prohibido el paso de vehículos pesados. Los vecinos dicen estar “desesperados” ante “la inacción” del Principado. “Si hay un argayo en la carretera de San Tirso y San Román quedamos aislados”, añaden.

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