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Alatriste revive en Llanera

La esgrima histórica se consolida en el municipio, donde se practica con varios tipos de espada, entre ellas la ropera, que portaba el conocido capitán de las novelas de Pérez-Reverte

Por la izquierda, Daniel González, Jorge López, Rubén Rodríguez, Elena Suárez y Alfonso Jiménez.

La espada ropera, que así se llama por ser la que “se llevaba con la ropa” de calle durante los siglos XVI y XVII y que se empleaba en duelos, se sigue utilizando en Llanera. No con ningún fin agresivo ni mucho menos, sino con uno puramente cultural y deportivo. Practican la destreza de su manejo los miembros del grupo Academia Asturiana de la Espada (ACADE), que tienen su sede en el municipio y son amantes de la esgrima histórica. “Este tipo es la del Siglo de Oro español, las que se ven en películas como las de Los Mosqueteros, la de Alatriste”, señala Rubén Rodríguez, del colectivo, haciendo referencia con el último ejemplo a la que portaba el popular capitán protagonista de las novelas de Arturo Pérez-Reverte llevadas al cine y que narran la historia de un veterano de los tercios de Flandes.

Pero la actividad de este grupo no se inicia, ni mucho menos, animada por ninguna novela, sino por el afán del conocimiento histórico profundo de las artes marciales europeas. “No existen solo las asiáticas como puede pensarse, en nuestro continente también las teníamos, pero fueron desapareciendo”, precisa Eliana Campos, responsable de este colectivo que no solo trabaja con las espadas roperas. El abanico de las que usan y sobre cuyo uso investigan es más amplio: van desde las d el siglo IX hasta las de principios del XVIII.

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Los espadas históricas que esconde Llanera Fotos cedidas por ACADE

“Ahora lo que más estamos pudiendo desarrollar es la esgrima histórica, pero todo se inició con la recreación histórica, que ahora está muy parada por las actuales circunstancias sanitarias. Al que no le llama la atención recrear, tiene la opción de hacer solo esgrima histórica. Por esa razón dividimos un poco la actividad: hay quien prefiere la parte de divulgación y quien opta por la deportiva, se puede hacer una u otra, cada cual elige, sin que sea necesario dedicarse a las dos”, señala Eliana Campos.

Practican en espacios al aire libre en Llanera, habitualmente en una carpa abierta que se les cede, respetando todas las normativas sanitarias. Y, aunque la ropera sea una de las espadas que con más frecuencia usan, cuentan con muchos más tipos. La descripción de cada una revela el conocimiento que atesora el colectivo, que repasa de memoria sus características.

Rubén Rodríguez, con una espada de dos manos.

La iniciativa nace a partir de la Asociación Éstula, dedicada a la difusión de la historia y la cultura y centrada en la recreación histórica. Dentro de ese colectivo, se creó una sección deportiva, que es la citada Academia Asturiana de la Espada. “Se llama así porque queríamos hacer un guiño al nombre de Academia da Espada, un grupo más amplio y del que formamos parte nosotros y otra serie de salas de distintas partes de España y del extranjero que también hacen esgrima histórica”, explica Rubén Rodríguez.

Actualmente, el grupo asturiano lo integran doce personas que además cuentan con licencia de la Federación de Esgrima del Principado de Asturias.

Eliana Campos.

Eliana Campos.

“Empezamos con espadas que son reproducciones actuales de las del siglo IX o X, las que la gente llama espadas tipo vikingas, salen en series y se acompañan de un escudo grande y redondo. Son espadas de una mano, con poca empuñadura. Más adelante en el tiempo, tendríamos las medievales, que se pueden usar con un broquel (escudo pequeño redondo). Tienen la hoja más ancha y que pesa sobre un kilo, kilo cien o doscientos, no mucho más, pues hay que tener en cuenta que son para manejar con una mano”, explican.

Tras estas, se pasa a las llamadas espadas de dos manos. “Lo que se dice espada larga o espada de mano y media, que serían de mucha más longitud y que en la empuñadura te caben las dos manos para manejarla. Se usaba sin escudo y estamos hablando de las que se utilizaban de finales del siglo XV hasta finales del XVI”, señalan.

De ellas se avanza históricamente hasta las roperas, usadas también desde el siglo XVI y hasta principios del XVIII. “Tienen una empuñadura más elaborada, empezando por varios anillos y terminando con una cazoleta similar a la típica de deportiva que tiene una taza que protege la mano, gavilanes y otros elementos de protección. Son bastante largas, se usan de punta y pesan menos de un kilo”, prosigue Rubén Rodríguez. Estas espadas se podían utilizar junto a una daga en la mano izquierda, siendo la más conocida, la daga “de vela”.

Y de ellas se pasa al espadín, que “digamos es el padre del florete, y lo último que trabajamos, pues en adelante pasaríamos ya a la esgrima moderna, y, por tanto, nosotros paramos aquí”, dicen.

“También tenemos montante y armas de asta”, tercia Eliana Campos, para aclarar que son las de “palo largo”, como lanzas, alabardas o partesanas.

Y, ¿dónde se adquiere todo este arsenal cuyos fines hoy son inofensivos? “Al principio había dificultades, eran reproducciones malas, de exposición, las típicas espadas de Toledo que no servían porque las hojas no estaban templadas y la espiga podía partir con facilidad”, explican.

Pero, a partir del año 1999, en España empezó a despertarse la afición por la esgrima histórica “y ya hay unos cuantos armeros que se dedican a reproducciones de espadas” válidas para este tipo de artes marciales. Antes de esos años se compraba casi todo en Países del Este, Rusia, Polonia, Hungría o Inglaterra, por citar algunos lugares donde la afición por la esgrima histórica, lo que es el sable y la espada larga de dos manos, se inició antes, señala Rubén Rodríguez. “Ahora, con internet puedes comprar dentro y fuera de España”, añade.

Hay armeros que disponen de piezas ya elaboradas, pero la mayoría se hacen por encargo por una razón fundamental, que sean a medida de quien las va a usar. “Sobre todo en el caso de las roperas necesitas que el puño, donde pones la mano, sea de tu medida, pues si te queda largo o corto te va a resultar muy incómodo su manejo”, incide.

En el colectivo hay gente de todas las edades. “La exigencia no es como la esgrima deportiva, que de todos modos también es muy accesible”, apuntan. El grupo está en Llanera, pero abierto a personas de cualquier lugar, ya que además de clases semanales organizan cursos o seminarios de fin de semana a los que puede apuntarse quien lo desee, salvo ahora por la situación sanitaria. “Mientras haya tiempo y ganas de venir hasta nuestro hermoso concejo, quien quiera podrá aprender esgrima histórica”, concluyen.

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