El concejo de Siero ha vivido en el plazo de una semana el segundo atraco a una farmacia del concejo. El primero fue el viernes 12 de febrero, a punta de pistola, en Colloto. En esta última ocasión, el pasado miércoles, ha sucedido en Lugones: un hombre armado con un cuchillo de cocina entró en una botica de la localidad pidiendo una jeringa y dinero y huyó en bicicleta tras llevarse “unos 20 o 30 euros”. Empleados y propietario del establecimiento permanecían aún ayer conmocionados por lo ocurrido. El asaltante, rememoran, llevaba una mascarilla oscura y llegó tapado con un gorro. “No grites, ni avises a nadie, dámelo todo”, gritó a una empleada mientras ponía el arma blanca contra su costado.
Los hechos ocurrieron el pasado miércoles por la tarde, a eso de las siete y media. En el establecimiento, en la calle Leopoldo Lugones, había dos auxiliares de farmacia y el propietario, que permanecía en su despacho trasero. Entró un hombre, “con un gran abrigo chubasquero, gorro y mascarilla oscura, pidiendo una jeringuilla”, según relata Eugenio González, farmacéutico titular del local.
Cuando la trabajadora que estaba en el mostrador se agachó para darle su pedido, el hombre entró por el lateral de la repisa, colocándole “un cuchillo de grandes dimensiones, como de cocina, en el costado”. Rápidamente reveló sus intenciones: “No grites, no avises a nadie, dámelo todo”, indicó mirando a la caja.
Según González, la empleada aseguró que “no había nada”. Pero el atracador no se contentó con la respuesta y abrió la caja, “sacando unos billetes, 20 ó 30 euros”. A continuación se fue rápidamente de la botica. “Salí detrás de él, pero huyó en una bicicleta”, explica el farmacéutico.
Se trata del segundo atraco en Siero en pocos días, tras el acontecido en un establecimiento de la avenida Europa, de Colloto. En este último caso los autores fueron dos hombres con acento hispanoamericano que llevaban el rostro tapado con una capucha y con mascarilla. Uno de ellos, además, sacó una pistola. “Apártate, ¿dónde está el dinero?”, gritaron a la farmacéutica. A continuación, cogieron la recaudación de la caja registradora, un botín importante, de unos mil euros. También se llevaron artículos de parafarmacia y droguería, antes de salir huyendo en un coche.
