La fiesta de los Güevos Pintos de Pola de Siero, en abril, volverá a tener este año una exposición de piezas elaboradas por los artesanos, pero solo podrán adquirirse encargándolas por internet. Esta es la fórmula que han acordado los nuevos directivos de la Sociedad de Festejos de Pola de Siero y los fabricantes de güevos pintos, con vistas a salvar el tradicional mercadillo, que el año pasado tuvo que suspenderse dada la situación de pandemia mundial. A la vista de que la crisis del covid-19 no tiene pinta de mejorar, los artesanos habían solicitado a Festejos medios alternativos para poder vender sus piezas.
La solución ya está sobre la mesa, aunque todavía no se haya hecho oficial. Los fabricantes podrán exponer sus güevos pintos en los escaparates de la plaza cubierta de Pola de Siero y los interesados que allí los observen tendrán la posibilidad de encargarlos, para adquirirlos, a través de la página web del colectivo.
Con esta operación se conseguirá recuperar uno de los grandes atractivos de la festividad. Sin embargo, aún quedan por resolver otras incógnitas, como la forma de llevar a cabo la bendición de los güevos, que el año pasado fue telemática o si habrá desfile, suspendido en 2020 por el covid-19. De momento, lo que se ha salvado es la complicada situación de los artistas.
Las consecuencias de la crisis sanitaria también están afectando a los artesanos que se dedican a elaborar los populares güevos pintos para la venta, fundamentalmente, el día de la celebración de la fiesta polesa del mismo nombre. Estos solicitaban una alternativa a la comercialización de sus piezas artísticas, a través de internet o una plataforma creada al efecto.
La idea planteada a la nueva directiva de Festejos, muy receptiva con la propuesta, les permitirá exponer y comercializar sus piezas si, como el año pasado, debido a la pandemia, no hubiera fiestas ni feria de Güevos Pintos. Según explicaba meses atrás el colectivo de artesanos, “la situación es complicada”. Llevan dos años sin vender y aunque la mayoría se dedica a otras disciplinas artísticas, ninguna acaba de arrancar.
En la edición de 2020 solo fue posible salvar la ceremonia de la bendición religiosa de la fiesta de los Güevos Pintos, que fue retransmitida por internet, quedando las celebraciones limitadas a lo que los vecinos quisieron expresar a través de la decoración de los balcones de la Pola.
El por entonces presidente de la sociedad de festejos polesa, Jenaro Soto, planteó que quizá se podría organizar el tradicional mercadillo, donde se venden las piezas, en el mes de octubre, aprovechando que el colectivo tenía reservada la plaza cubierta para el Festival Oktoberfest. Esta opción no se acabó de concretar y, por tanto, desde 2019 los artesanos no han podido dar salida a sus creaciones.
Sin un horizonte de mejora sanitaria a la vista, los artesanos ya comienzan a pensar en salvar 2021 ante un nuevo escenario de cancelación de las fiestas. Por ello, el colectivo planteó a Festejos la posibilidad de crear o aprovechar una página web existente como plataforma de exposición y venta para sus piezas.
La respuesta de la nueva directiva de Festejos fue muy positiva, e incluso ayudaron a depurar aún más la propuesta de los artesanos, para que sea más efectiva. Los güevos se colocarán en los escaparates de la plaza cubierta de la Pola –donde tradicionalmente se celebraba el mercado–, de forma que el público pueda verlos físicamente. También los encontrarán en la página web del colectivo, donde podrán encargarlos y comprarlos. Esta fórmula gusta a los artesanos, preocupados por pasarse otro año en blanco.
El resto de los festejos siguen en el aire. Tras la llegada de la nueva directiva se pudieron hacer varias actividades online por Les Comadres, que sirvieron para no perder el espíritu de la fecha. Los Güevos Pintos será la segunda cita que les toque organizar y el poco tiempo que resta dificulta que se puedan organizar actos presenciales, dadas las restricciones por el covid-19. Lo siguiente será El Carmín, para el que aún quedan muchos meses y en Siero se teme que solo podrá salvarse si el ritmo de las vacunaciones se acelera.
