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Año duro para los productores de fabas de Argüelles, que acusan la bajada de ventas

“Todo lo que se comercializaba para la hostelería, que era mucho, se ha perdido”, lamentan los agricultores de la parroquia sierense

Juan Sánchez, en su plantación de fabas en Argüelles (Siero). | A. I.

Los productores sierenses de fabas con denominación de origen, con cultivos en Argüelles, sufren un marcado descenso en las ventas. La causa principal, la bajada de la comercialización en el ámbito de la hostelería, muy golpeada por las consecuencias de la crisis sanitaria y que ha vivido cierres y limitaciones importantes a su actividad.

Está siendo un año duro para los productores, afectados también por la incertidumbre. Y ello puede condicionar la cosecha de 2021, apuntan. Porque, según indican, están a “un mes” de comenzar a arar, pero siguen teniendo “vainas del año pasado, que aún no hemos desgranado”.

La cosecha de 2020 fue “bastante buena”, según coinciden los agricultores. “Logramos tener más de lo esperado y menos de lo deseado”, resumen. Lo destacado, ha sido, inciden, la buena calidad de las fabas recogidas.

El gran cambio respecto a otras temporadas son las ventas, insisten. Santiago Galán, uno de los cosechadores, explica que “todo lo que se vendía a hostelería, que era mucho, prácticamente se ha perdido”. En todo caso, este profesional se consuela al haber podido dar salida a la cosecha igualmente, aunque “ha sido más difícil”. “A ver qué pasa este año”, añade.

Galán dice que aún le faltan varias jornadas para acabar de desgranar todo lo que salió del año pasado, “unos cuatro o cinco días” y después comenzará a pensar en la próxima cosecha. “Tenemos que ver un poco cómo se da el tiempo. Ves unos rayos de sol y parece que se te apetece ponerte ya, pero aún están cayendo heladas”. Su plan es comenzar a finales de abril a arar el terreno, para poder sembrar un mes después y recoger, como habitualmente, en el mes de noviembre.

El panorama no es el mismo para todos los que se dedican al sector en la zona. Juan Sánchez, que también se dedica al ganado, apunta que el pasado año “por falta de tiempo”, no sembró tanto como en otras ocasiones.

Compra de particulares

A él, de momento, no le quita el sueño el hecho de que la hostelería no adquiera tanta cantidad, ya que sus principales clientes son particulares, que se las compran anualmente. “Fue increíble el incremento de venta entre los clientes el año pasado. Los particulares que nos las cogen siempre, pidieron más cantidad”, revela, sintiéndose afortunado.

Lo que sí le causa mayor inquietud es la temperatura y las posibles precipitaciones y cómo afecten a la plantación. “Están dando un año muy frío y hay todavía muchas heladas a estas alturas. Eso no es solo malo para las fabas, sino para el ganado también. Necesitamos que venga buen tiempo”, abunda.

Los plazos que maneja de cara a la próxima cosecha van algo más adelantados que los de Galán. “Querría empezar a arar pronto, ya a principios de abril, para poder sembrar en los primeros días de mayo”, concluye.

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