El director general de Vivienda, Fermín Bravo, irá a Pumarabule una vez expire el estado de alarma para tratar de resolver las dudas que tienen los vecinos sobre el realojo. Las nuevas viviendas sociales ya están construidas, doce años después de que sus domicilios de protección comenzaran a sufrir grietas. No son solo los retrasos, que han colmado la paciencia de muchos de ellos, sino que las condiciones para acceder a los pisos tampoco les convencen.

Ese es el principal motivo de la visita de Bravo a la localidad sierense, de tradición minera. Allí, sobre el terreno y en persona, tratará de resolver sus dudas sobre las condiciones de acceso a las nuevas viviendas, dado que un número importante de vecinos ya ha avisado de que, en esos términos, rechazarían el realojo.

La opción que les ha dado la Consejería es tasar sus viejos pisos (devaluados por la antigüedad y las grietas) y restar esa cantidad del coste de las nuevas viviendas (1.200 euros por metro cuadrado), más modernas y espaciosas. Esta fórmula no satisface a los afectados, que quieren que les cambien una por otra.

De este modo, aún concluida la obra, y a pesar de los repetidos retrasos, el realojo de los afectados por grietas en sus domicilios desde hace más de una década está completamente en el aire.

Las próximas semanas, especialmente con la visita de Bravo, serán claves para saber si hay acuerdo para que los afectados por las grietas tengan nueva vivienda, o si los pisos nuevos acaban siendo adquiridos por otras personas.