La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lieres despide a Javier Villanueva, “la mejor persona del mundo”

Amigos y actores arropan a la familia del dramaturgo y profesor, fallecido con 76 años: “Era muy del terruño, muy humilde”

Pablo Pérez, introduciendo el ataúd de Javier Villanueva en la iglesia de Santa María de Lieres, ayer. | A. I.

Algo más de un centenar de personas despidieron ayer en Lieres a Javier Villanueva, figura esencial del teatro asturiano y exprofesor, que falleció el viernes, a los 76 años. “Era lo mejor que te podías echar a la cara, la mejor persona del mundo”, recordaba uno de sus amigos más íntimos, Manolo Casal de Rey, a la puerta de la iglesia de Santa María.

Allí también estaba su primo, Nino Pérez, que hacía hincapié en su apego a Lieres: “Era muy del terruño y muy humilde. Podía haber tenido una proyección enorme en el mundo del teatro en Madrid”.

Muchos de los presentes en los actos del sepelio, precisamente, estaban vinculados a la exitosa compañía creada por Villanueva en su Lieres natal, “Teatro Pausa.

“A mi me metió a actuar pasados los 70 años. Me dijo, ‘quiero alguien que haga de abuelo’. Desde entonces seguí participando, era algo maravilloso”, explicaba un amigo y actor. Muchos también se acordaron de la pasión que Villanueva le ponía a las representaciones, llegando incluso “a dormir en el teatro el día que organizó la primera función”.

El gusanillo del teatro, según abundaron Manolo Casal y Nino Pérez, le entró de joven, queriendo ser primero director de cine, para lo que incluso estudió. Sin embargo, “le tiró mucho quedarse aquí, era su vida. En vez de ir a Madrid, trajo a gente del mundillo a actuar aquí y algunos no se querían ni ir”.

A la vez que dirigía “Teatro Pausa”, Villanueva ejercía como profesor en el colegio Santo Domingo de Guzmán (ahora FESD Oviedo). Su directora actual, Sara Bárcena, acudió también a despedir al que fuera un querido miembro del equipo docente. Más allá de lo profesional, durante el funeral, Casal de Rey destacó su faceta humana, “sus anécdotas de viajes, de lecturas. Podía estar hablando horas y era un placer escucharle”.

Compartir el artículo

stats