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La cosecha más solidaria

Los agricultores de "Las hortalizas del valle" en Nava, Dolores Arranz y Fernando Ramos, recibieron una oleada de apoyos tras hacer público que el granizo les había destruido el 80% de lo plantado

Dolores Arranz, mostrando el frijol verde que están replantando tras no quedar nada de los que tenían. | A. Paredes

El lunes, 10 de mayo de 2021, fue un día que no olvidarán ni Dolores Arranz ni Fernando Ramos. En apenas unos minutos, que a ambos les parecieron una eternidad, un granizo tremendo destruyó el 80 por ciento de lo que tenían sembrado. Ambos son agricultores en ecológico y llevan ya diez años en Asturias entregados a una profesión que, aún en su dureza, aman.

El cultivo de cebolleta, totalmente destrozado, tras el granizo caído. Ana Paz Paredes

Llegados de Madrid enraizaron pronto en Pruneda (Nava), donde pusieron en marcha “Las hortalizas del Valle”. “Recuerdo que habíamos estado sembrando calabazas y, cuando nos disponíamos a comer, se levantó aire y el cielo se puso muy negro. De repente, empezó a caer un granizo tremendo, con una fuerza y un tamaño que no se puede imaginar. En cinco minutos vimos como fue desapareciendo todo lo de la huerta, a excepción de lo que estaba en los dos invernaderos”, señala Dolores Arranz aún con emoción.

Dolores Arranz muestra lo que quedó de la cebolla plantada tras los destrozos causados por el granizo. Ana Paz Paredes

Calabazas, calabacines, pimientos del padrón, pimientos morrones, maíz dulce para palomitas, lechugas, apio, remolacha, acelgas, frejol verde, todo ello acabado de trasplantar hace un par de meses, además de cultivos anteriores que había que recoger, desaparecieron o quedaron totalmente destrozados. Para colmo a ambos se le había roto el tractor, aunque contaron con la ayuda de un vecino que les dejó el suyo, “un tractorín pequeño”, para trabajar la tierra.

La única planta de calabraza que sobrevivió al granizo, tras desaparecer por completo todas las demás. Ana Paz Paredes

Es verdad que durante el confinamiento trabajamos muchísimo y tuvimos demanda muy alta de producto que llevabamos a las casas, pero fue algo efímero. Cuando terminó volvimos más o menos a estar como estabamos”, matiza.

Vista general de parte de su huerta en Pruneda (Nava) Ana Paz Paredes

Aquella noche del 10 de mayo Dolores Arranz envió un mensaje en las redes sociales compartiendo su estado de ánimo. “Después de diez años dejándonos el lomo día a día, la verdad es que dan ganas de rendirse y de tirar la toalla. No tenemos ni tiempo ni ánimos para meternos en un crowfunding pero si a alguien le apetece echarnos una mano, aquí dejamos nuestro número de cuenta”, escribía. Después de ello apagó el móvil y trató de dormir, pero el disgusto lo hacia imposible.

Dolores Arranz muestra el frejol que han vuelto a replantar después de que el granizo arrasara con todo lo que habían plantado. Ana Paz Paredes

A la mañana siguiente, cuando lo encendió, fue cuando se encontró con lo que nunca habrían pensado: la respuesta de la gente que lo había leído y no había parado de enviar mensajes, compartir en redes una captura de su mensaje para echarles una mano e ingresar en la cuenta cada cual lo que consideró oportuno. Y todo en apenas 24 horas.

Plantas listas para enraizar en la tierra, en cuanto la pongan en ella Dolores y Fernando. Ana Paz Paredes

Lo recuerdo y todavía lloro”, dice Dolores Arranz con lágrimas en los ojos. “Fue tanta gente la que nos respondió y ayudó, clientes, gente desconocida, tantos compartiendo el post, muchos compañeros agricultores, mensajes de apoyo no sólo de Asturias, también de otros lugares de España, vecinos, dueños y trabajadores de restaurantes..,¡ha sido increíble!. Entre los primeros que nos llamaron para ofrecernos su ayuda está Rodrigo Cuevas. El dueño del vivero con el que llevamos 10 años trabajando nos dio todas las facilidades del mundo; también gente que se ofrecía a echarnos una mano. En fin, ha sido increíble”, recuerda ella.

Un rincón para el descanso de Dolores y Fernando en su finca de Pruneda (Nava), en su huerta. Ana Paz Paredes

Y añade: “Volvemos a empezar de cero con incertidumbre, sabemos que la cosecha no va a ser la misma, pero lo hacemos aún con más fuerza e ilusión si cabe que antes. No sabíamos que nos quisieran tanto”, afirma emocionada.

Dolores Arranz con las berzas que se salvaron porque estaban en el invernadero. Ana Paz Paredes

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