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El gran susto vivido en Perlora: "De repente se oyó un ruido y se levantó la hierba; olía mucho a gas"

Una máquina perforó por error el conducto en las obras de la playa de Carranques y el camping tuvo que ser desalojado

Escape de gas en Perlora

Escape de gas en Perlora

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Escape de gas en Perlora Borja GARCÍA

Lo que era una tarde plácida en el entorno de la Ciudad Residencial de Perlora se acabó viendo alterada por la rotura de una tubería de gas en el arranque de las obras del argayo de la playa de Carranques. Unas obras que comenzaban este jueves, en pleno mes de julio, y que tuvieron un comienzo inesperado.

Sobre todo para las más de 200 personas que ocupaban el camping Buenavista, colindante a la Ciudad Residencial y con una hilera de caravanas, las de la zona baja, a menos de cien metros de la obra. Esos inquilinos fueron los que se llevaron el susto, en torno a las 16.30 horas, cuando tuvo lugar la rotura de la tubería: “Estábamos apoyados viendo el arranque de la obra y en la primera palada, de repente se escuchó un ruido y la hierba se levantó hacia nosotros”. A partir de ahí, la voz se fue corriendo y los que lo vieron desde primera línea fueron subiendo hacia la parte alta y avisando al resto de usuarios, que se congregaron en la salida de arriba del Camping, en coordinación también con la Policía Local y la Guardia Civil, encargados de desalojar la zona. Una afectada explicaba también cómo se fue corriendo la voz: “El olor a gas era fuerte. Desde la dirección del Camping nos dijeron que si alguien estaba utilizando gas que lo apagase”.

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La rotura de una tubería de gas obliga a desalojar el camping de Perlora y el entorno de la Ciudad Residencial

También se desalojó la zona por la parte baja, acordonando desde la última rotonda, al lado del chiringuito, e impidiendo el paso ya hacia el último aparcamiento. En esa zona del chiringuito, al lado de la playa, también se palpaba cierta tensión: “Estamos un poco nerviosos. Para que desalojen la zona, broma no debe ser”. El tráfico ferroviario, con la vía hacia Gijón que pasa a escasos metros, también quedó suspendido durante dos horas.

Desde ese momento fueron algo más de dos horas en las que se estuvo trabajando en el problema, con el sonido del escape de fondo en la zona, hasta que en torno a las 18.50 horas se empezó a volver de nuevo a la normalidad gracias al trabajo de los bomberos del Servicio de Emergencias del Principado (Sepa). Estos, acompañados del técnico de la compañía suministradora, procedieron a cerrar dos válvulas de gas y esperaron en el lugar hasta que las mediciones con el explosímetro fueron nulas. Mientras tanto, se llevó a cabo una intervención para minimizar la cantidad de gas liberado, colocando dos líneas con cortinas de agua. A las 19.06 horas se dio por totalmente controlada la situación.

El principal punto de concentración de gente se dio en la zona alta del Camping Buenavista, donde se dividieron en varios grupos las 200 personas alojadas, unos en la zona de la puerta y otros cerca de la carretera AS-388. Con el paso del tiempo sí que hubo alguna queja, sobre todo debido a que no podían haber cogido pertenencias para evitar el frío, pero imperó el sentido común y el orden. El director del Camping, Ignacio Pantiga, explicó cómo se vivió el momento: “Estábamos trabajando y el chico de mantenimiento dio la voz de alarma. Había ruido como de aire. Pensábamos que eran las máquinas. Ya podían haber hecho la obra en invierno”.

Ayer era justo el día en el que arrancaron las obras de arreglo del argayo de la playa de Carranques. Durante la tarde se comenzó el trabajo con la maquinaria, y nada más comenzar el mismo fue cuando ocurrió el suceso. En el escenario se personaron varios camiones de bomberos, efectivos de la Guardia Civil y de la Policía Local y no hubo que lamentar daños ni heridos. Al final, todo se resumió en una tarde que apuntaba a ser plácida pero que se vio sobresaltada para los veraneantes y campistas con un susto más que notable.

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