“Vivo sola y las riadas suelen ser por las noches, lo paso mal porque estoy en la cama y siento el ruido del agua y las piedras. Es horrible”, comenta Carmina López Álvarez, vecina de Sama de Grado. La mujer está angustiada al pensar en la llegada del otoño y las lluvias pues, en cada avenida, su casa queda aislada y se inunda. Por ello, ha solicitado a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) la limpieza del río Sama, sin obtener respuesta. Tampoco la petición en el mismo sentido realizada por la asociación de vecinos “La Castañar” ha surtido efecto.

“Lo peor es que ni contestan, ni vienen ni nos dejan hacerlo a nosotros”, denuncia. El río Sama se encuentra, a su paso por la casa de López, lleno de piedras que se acumulan de anteriores riadas, troncos, avellanos en las márgenes que desvían el curso natural del río y un argayo. “En la última riada, este año, llegó el agua ya casi a la altura del puente y cuando desborde va para mi casa de frente, llevo años reclamando que lo limpien porque antes lo hacía con mi marido pero ahora no se puede, no dejan”, comenta la mujer angustiada.

La situación de riesgo en la que se encuentra López ha sido denunciada, también, por “La Castañar”, que presentó dos escritos ante la CHC y en el Ayuntamiento de Grado los días 25 de julio y 7 de septiembre. “El problema es que el río está sin limpiar y como llueva y se salga puede pasar algo. Luego nos lamentaremos”, subraya la presidenta de la asociación vecinal, Patricia Arias, quien considera que es necesaria una actuación para evitar que si se desborda el río se cierre la carretera, dejando la casa de López aislada.

La mujer asegura que lleva años batallando con la limpieza del río. “Hace unos años solicité permiso para un muro, me lo dieron pero luego vinieron a limpiar y dijeron que no hacía falta, que era imposible que se saliera, pero a la siguiente riada, el agua en casa”. López espera una pronta respuesta y una intervención en el río Sama.