Luto en Grado por el fallecimiento de Alfredo Martínez Cañedo, exalcalde socialista del municipio entre 1995 y 1999. El Ayuntamiento moscón lo decretó ayer durante tres días tras conocer la noticia de su muerte, que causó honda consternación no solo en el concejo que le vio nacer y del que fue regidor, sino también en Caso, donde fue médico de Coballes durante más de tres décadas y una localidad en la que su profesionalidad y calidad humana también dejó huella. De hecho, en 2013 recibió el premio "Casín del año" en reconocimiento a su dedicación y entrega al pueblo en el que ejerció su carrera como facultativo y en el que desarrolló la que fue la gran pasión de su vida, tal y como destacan sus allegados.

Persona muy querida y respetada en el ámbito de la sanidad pública asturiana, el propio consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz, quiso tener ayer unas afectuosas palabras de reconocimiento para Martínez Cañedo. “Se nos ha ido Alfredo, el médico rural por excelencia. Creo que no hay persona que lo haya conocido que no lo apreciara enormemente, ya fuera por la relación profesional, o por su papel como presidente del comité de ética de atención sanitaria del Valle del Nalón, o de cuando fue alcalde de Grado hace ya muchos años, o porque era el coordinador autonómico de la sectorial de sanidad de la Federación Socialista Asturiana”, señaló Fernández Muñiz.

El fallecimiento de Martínez Cañedo se produce tras una enfermedad contra la que luchaba en los últimos tiempos. “Tal y como él era, nos había puesto al corriente de la situación, con total tranquilidad pero sin paños calientes, aunque uno no se hace a la idea de que llegue el momento. Siempre parece que es muy pronto para el desenlace, qué injusto”, dijo el consejero, que recordó que fue uno de los médicos que, pese a estar ya retirado, se reincorporó a trabajar en los momentos más complicados de la crisis sanitaria para ayudar.

“Aunque estaba ya jubilado, fue de los que volvieron trabajar unos meses en los momentos más duros de la pandemia, y es que no lo había más generoso. Mis condolencias a su familia. Agradeceremos siempre haberlo conocido y haber compartido con él muy buenos momentos, momentos de reflexión, de análisis de consecuencias, de consideración de principios, de toma de decisiones difíciles. Siempre con total respeto al disenso y buscando y sabiendo encontrar el entendimiento. Alfredo es de los que deja una huella importante de concordia activa y productiva. Estamos en un momento histórico de nuestra sociedad en los que hacen falta muchos como él”, concluyó Fernández Muñiz.

La noticia de su muerte la avanzaba el presidente del Principado, Adrián Barbón, a primera hora de la mañana de ayer, a través de las redes sociales. “Tuve la suerte de conocerlo muy bien y de admirar de él sus valores y convicciones, así como su bondad. Se nos va un buen paisano y buen socialista”, escribió el jefe del Ejecutivo asturiano, junto a su mensaje de condolencias a la familia y amigos. Alcalde de Grado desde 1995 a 1999, asumió el bastón de mando en momentos complicados en la política moscona, revuelta en aquellos momentos y con desacuerdos entre los partidos de la izquierda. Ayer, el alcalde moscón, José Luis Trabanco, firmó un decreto para declarar tres días de luto en el municipio. “De sobra es conocida su trayectoria, habiendo destacado de forma extraordinaria por cualidades y méritos personales y por servicios prestados en beneficio y honor de Grado que han alcanzado consideración indiscutible en el concepto público”, reza dicho decreto.

Pero, al margen de la política, fue la medicina, la sanidad pública y su ejercicio en una zona rural, en Coballes, la gran dedicación de su vida. Tanto en Grado como en el concejo casín, el fallecimiento de Martínez Cañedo causó una enorme tristeza. En ambos lugares y entre las muchas personas que lo trataron sembró afecto y cariño alguien a quien todos definen como “una gran persona, buena y solidaria”. Preocupada siempre de los demás, del bienestar colectivo y de la justicia social, la medicina en la zona rural fue un trabajo en el que se encontraba “feliz”, según destacan allegados de Grado, que compartieron amistad personal.

Martínez Cañedo, nacido en Grado, formó parte de la primera promoción de la Facultad de Medicina de Oviedo. En 1979 empezó a trabajar como interino y cuatro años después aprobó la oposición. “Escogí plaza aquí y nunca me quise marchar porque siempre pensé que se pueden hacer muchas cosas”, declaraba a LA NUEVA ESPAÑA en 2013, cuando Caso le reconoció su dedicación como médico en Coballes.

“Siempre fui el médico de Coballes, es lo que más me gusta”, señalaba quien entonces dirigía la unidad de gestión de Caso y Sobrescobio y presidía el Comité de Ética del Área Sanitaria VIII. Martínez Cañedo, que fue también gerente del área, solía bromear con su “doble nacionalidad” de moscón y casín con el gran humor “socarrón” que le caracterizaba, según recordaban ayer algunos amigos de Grado.