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El otoño deja abundancia en la plaza de abastos de la Villa

“Asturias debería sacar más rendimiento a castañas y avellanas”, dicen los vendedores, que llenan el recinto de frutos de temporada

Paco Viera, a la izquierda, vendiendo castañas a Rosa Palacio y Adriano Ordieres, “Pichi”, en el último mercado celebrado en la plaza de abastos de Villaviciosa. | Vicente Alonso

El otoño en Asturias es tiempo de sabrosos productos de temporada, que ya se encuentran en abundancia en el mercado de los miércoles de la plaza de abastos de Villaviciosa. En el puesto de Paco Viera, que acude a esta cita desde hace ya dos décadas, cuatro son los productos estrella que se han ganado el prestigio y confianza entre la clientela fiel del vendedor. “Ahora mismo traigo castaña valduna y nueces de Las Regueras, avellanas de Piloña, y faba de la granja en verde de Pravia”, dice. “Estes fabes ahora tienen mucha demanda porque la piel al ser fresca no se rompe, no la hay que poner a remojo y se puede congelar para todo el año.Vendo todas las que traigo entre los clientes particulares y restaurantes”, explica.

De la calidad de lo que ofrece en la cita maliayesa, dan fe sus clientes.“Siempre vengo a comprar aquí fabes frescas, porque son más fáciles de cocer. Las llevé varias veces y siempre salieron muy buenas”, explica Fernando Zaldívar, habituales de este puesto, donde adquiere la materia prima básica de la fabada a 12,50 euros el kilo.

También fieles a este puesto son los maliayeses Rosa Palacio Villabrille y Adriano Ordieres Barro, “Pichi”, que compran a 3,95 euros el kilo de castañas. “Para darles una sorpresa a las nietas, Sofía y Clara e Inés”, explican.

Paco Vieria es un amante de estos productos simbólicos del otoño asturiano, pero reivindica que castañas, avellanas y nueces no están lo suficientemente valorados y cree que Asturias tenía que sacar más rendimiento de sus frutos. “Es una pena que no se aprecien más estos productos tan emblemáticos de la tierra asturiana, tienen mucha calidad. Tenían que tener más de apoyo, pero el campo está cada vez más abandonado. Incluso se pierden en huertas, fincas, pueblos y montes miles de kilos de castañas, nueces y avellanas porque tienen poca salida”, asegura, recordando que en tiempos no muy lejanos estos productos fueron de gran importancia como alimento y para la economía de los pueblos.

Muestra también su pesar porque para muchos jóvenes el campo resulte poco atractivo: “Ahora no lo quieren porque tienen muchas dificultades, habría que cuidar un poco más la tierra y no dejarla de monte. También habría que cuidar un poco más los árboles, porque los de estos frutos necesitan podarlos, cortarlos…Y un mantenimiento y cuidados que no tienen y la gente joven de eso no sabe”, concluye.

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