“Hace un año, por estas fechas, yo estaba ingresado en coronarias del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) porque el día anterior me había dado un infarto. Y hoy (por ayer), por la gracia de Dios, puedo celebrar el cincuenta aniversario de este templo”. Así se lo expuso José Julio Velasco, el párroco de Posada de Llanera, a los fieles de San Salvador de Rondiella, al terminar la misa oficiada por el Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, que se encargó de la ceremonia en el templo llanerense. Una celebración doblemente especial para el cura local, según su testimonio, a la que aún le falta una comida popular para concluir los actos de conmemoración de las bodas de oro del templo eclesiástico de la localidad.
Sanz Montes se dirigió a los asistentes y les preguntó algo que no puede hacer en otras iglesias: “¿Quiénes estaban aquí cuando se inauguró?”. Y pasó a recordar las celebraciones que tuvieron lugar como bautismos, casamientos o despedidas. Tuvo palabras de agradecimiento para los que estuvieron desde el principio y se fueron, los que se quedaron y los que vendrán: “Gracias por ser parte de este templo, que no es solo ladrillos, columnas y piedras. Vosotros sois las piedras vivas de una casa que es cálida, que tiene las puertas abiertas, a las que se puede llamar y picar”.
El acto concluyó con la entrega de la primera edición del premio “Liborio Colino”. Fueron dos homenajeados por su colaboración con la parroquia, Alicia Alconada y Miguel Ángel Fernández. Pero también, fuera de los galardones, hubo una mención muy especial para Carlos Moisés Morales, “Carlitos”, del que aseguran nunca dejan de aprender.