Llanera también crece por la zona rural. La tendencia que se está experimentando en distintas zonas de Asturias y que se inició tras los confinamientos por la pandemia, cuando mucha gente apostó por establecer su hogar en zonas abiertas, de campo y con posibilidad de disfrutar del aire libre en el entorno de la propia vivienda, es llamativa en el concejo llanerense donde la mayor parte del incremento de población en el último año se ha dado en los pueblos. Según los datos de los que dispone el Ayuntamiento, el padrón contabilizaba en noviembre pasado 13.850 habitantes, 98 más que en 2020. Un 73 por ciento de esos nuevos vecinos se han asentado en localidades no urbanas y son San Cucao y Pruvia las zonas que más han contribuido a engordar el censo municipal.
Los dos principales núcleos de población de Llanera también incrementan su número de vecinos –Lugo, que ya tiene 4.694, subió 18; y Posada, que alcanza los 3.312 habitantes, aumentó en 11–, pero no son ya las zonas que más crecen. De hecho, San Cucao, la parroquia que lidera el aumento del censo, sube más: cuenta actualmente con 743 vecinos y aumentó su población en 33 residentes en el último año.
En las zonas rurales también se da un incremento significativo de vecinos en Pruvia, que con un total de 2.711 habitantes, creció en 19 vecinos. Todas las parroquias suben en población, a excepción de Ferroñes, que tiene 178 residentes y perdió 4 habitantes. Así, elevaron su censo Ables y Arlós, con cinco nuevos vecinos más cada una y que alcanzan ya una población de 377 y 358 residentes, respectivamente. Crece asimismo Santa Cruz, que cuenta 257 censados y aumenta en cuatro. Villardeveyo y Bonielles –la primera localidad tiene 652 habitantes y la segunda 156– añaden un nuevo vecino cada una.
El Ayuntamiento de Llanera tiene en marcha un plan para seguir atrayendo población y actividad económica a una zona privilegiada por su ubicación geográfica y sus comunicaciones y en la que, además, hay una importante dotación de servicios públicos. Hace un par de semanas, el alcalde, Gerardo Sanz explicaba que la fiscalidad municipal debe funcionar como revulsivo para dinamizar el tejido empresarial y el empleo. “Un concejo para trabajar y para vivir. Donde las empresas quieran asentarse por los beneficios fiscales que obtienen a cambio de generar empleo, y donde la gente quiera venir a vivir atraída por la calidad de los servicios y la baja presión fiscal”, señalaba.
Sanz plantea la “creación de un ecosistema sostenible en el que confluyan el crecimiento empresarial, el fomento del empleo y la calidad de vida” y para ello se han aprobado, entre otras medidas, las ordenanzas para 2022, que prevén una nueva congelación de los impuestos municipales. A esta medida se une también, entre otras, un paquete de bonificaciones en el IBI y en el IAE para las empresas que decidan instalarse y para aquellas con sede en Llanera que creen nuevos puestos de trabajo.
Esta tendencia al incremento poblacional en las zonas rurales se está produciendo también en Siero, donde en el último año hubo 290 altas en el padrón municipal, todas en los pueblos, frente al descenso de localidades más urbanas con la Pola o Lugones.
