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Hallado un nuevo grabado prehistórico de una cierva en la cueva de Godulfo (Grado)

Los arqueólogos plantean que las hembras de la especie, representadas con el vientre abultado, eran un “animal totémico del entorno del Nalón”

El arqueólogo Antonio Juaneda, ante la entrada a la cueva de Godulfo, en Grado. | Reproducción de Sara Arias

Los arqueólogos que descubrieron el pasado mes de abril el tesorillo de la cueva de La Cuesta en Berció, en Grado, con 209 monedas romanas de entre los siglos III y V después de Cristo, hasta la instauración del Reino de Asturias, mostraron y explicaron ayer en la Casa de Cultura moscona su descubrimiento, que conforma el mayor tesoro de piezas romanas hallado en España y da cuenta de que entre el fin del imperio romano y la monarquía asturiana hubo movimiento internacional de monedas romanas en la región. Pero, además, avanzaron un gran hallazgo en una cavidad cercana que han explorado, conocida como “Godulfo”: un grabado de una cierva con el vientre abultado con una antigüedad de entre 17.000 y 20.000 años, perteneciente al graveto-solutrense, una obra anterior “a las pinturas de los bisontes de Altamira o a los caballos del gran panel de Tito Bustillo”. “Es decir, entre 3.000 y 5.000 años antes, los artistas de Berció ya dejaron plasmado en el lienzo pétreo esa representación”, explicó el arqueólogo Antonio Juaneda Gavelas, junto a su compañero, Alfonso Fanjul Peraza, quienes han liderado con gran éxito el estudio de las cuevas de Grado.

En el entorno de Berció han revisado varias cavidades con ocupaciones humanas y han descubierto la conocida como cueva “La Cuesta”, la del tesorillo tardorromano hallado la pasada primavera. Otras tres son de época prehistórica, Socueva II, Socueva III y Godulfo, también llamada Socueva I, que fue descubierta en 1978 por el grupo de espeleología “Polifemo”.

Los arqueólogos han hecho una exploración exhaustiva encontrando un nuevo grabado de una cierva, que ya ha sido notificado a la consejería de Cultura. “La técnica de grabado es el trazo simple, ancho y profundo. La figura, en perfil absoluto, presenta una cabeza de morfología triangular, que se nos presenta incompleta al estar afectada por la erosión la parte distal del morro, si bien se conserva la comisura de la boca”, comenta Juaneda, quien detalla que tiene un tamaño de 22 centímetros.

Calco sobre fotografía del grabado descubierto este año, de una segunda cierva, en la cavidad de Godulfo. | Antonio Juaneda

Este grabado se suma al ya conocido en la cueva de Godulfo, también de una cierva preñada, pero algo más grande, con unos 72 centímetros de dimensión. Dos representaciones de arte parietal con figuras zoomorfas que hacen concluir a los arqueólogos que la cavidad fue un lugar de culto para los pobladores de la época prehistórica, “poblaciones humanas muy desarrolladas que tenían en Godulfo un santuario exterior, iluminado por la luz solar”. Además, los arqueólogos señalan que el 80 por ciento de las representaciones gráficas en las cuevas de la cuenca del Nalón son ciervas en estado de gravidez.

“El por qué hay tanta cierva y poco caballo o poco bisonte pensamos que se debe a que obedece a un ritual propiciatorio, mágico-religioso, un rito relacionado con la fecundidad porque todas las ciervas tienen el vientre muy abultado y los artistas, en algunos casos, utilizaron los vólumenes para ello, con eso nos están dando una información” sobre “la cierva grávida como animal totémico del entorno del río Nalón”.

Y este planteamiento es la propuesta que hacen tras el estudio durante años de las cavidades de la cuenca fluvial. Lo argumentan en que el índice de mortandad infantil “debió ser elevadísimo, por eso era tan importante que los embarazos llegasen a buen término y esos animales son como dioses, la cierva grávida estaría indicando una especie de invocación de fecundidad”, concluye Juaneda.

Una hipótesis que se asienta no solo en los grabados de ciervas con esta peculiar morfología sino también en otro tipo de representaciones como las halladas en la cueva “La Lluera II”, en el concejo de Oviedo. Allí encontraron, en una pequeña covacha interior, vulvas grabadas en torno al dibujo en la piedra de una cierva. “Buscaron un lugar pequeño y exclusivo para un rito de fecundidad mediante triángulos púbicos que ocupan toda la pared”, añade.

Calco sobre fotografía de la figura de la cierva descubierta hace años en la cueva de Godulfo. | Antonio Juaneda

Asimismo el arqueólogo pone el foco de atención sobre la técnica empleada para los grabados, en concreto los de las ciervas de Godulfo: “Requiere de una gran capacidad de síntesis porque no es fácil con cuatro rasgos definir una figura animal, hay una gran capacidad de abstracción, extraordinaria. Además, por otra parte, no es fácil hacer grabados profundos sobre la caliza”, profundiza el autor del hallazgo.

La investigación de las cuevas del entorno de Berció sigue tras los trabajos de campo realizados hasta el momento y continuarán con las exploraciones. En lo que se refiere a las figuras parietales de Godulfo, serán publicadas en una prestigiosa revista especializada en arte paleolítico y, también, darán cuenta del hallazgo de monedas tardorromanas en “La Cuesta” a través de una publicación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Un descubrimiento en el que han participado, además de Juaneda y Fanjul, los especialistas Peter Smith, Emilio Muñoz, Alberto Ceballos y Mariya Milkova.

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