La jornada en los juzgados de Siero dejó ayer dos casos llamativos. Primero, el de una vecina de Langreo que fue acusada de robar 200 euros de un cajón de la oficina de una empresa de el polígono de La Barreda, en Noreña. La mujer, según sostuvieron dos trabajadores de la firma y consideró probado el fiscal, fue hallada en las oficinas de la compañía, durante un apagón eléctrico y dijo que estaba buscando empleo como limpiadora. Posteriormente, revisando el cajón de la contable de la firma, se echó en falta el dinero. Por otro lado, también se vio el caso de una vecina residente en una zona limítrofe de los concejos de Siero y Bimenes que defendió su denuncia contra un vecino, que, según ella, le está hostigando y le habría roto dos macetas de su vivienda además de dirigirse a ella con palabras gruesas.

El caso del polígono noreñense de La Barreda tuvo lugar el pasado 16 de junio. Una mujer con antecedentes por robar carteras fue encontrada en las instalaciones de la firma Pavitek. Según explicó el trabajador que denunció la situación y la compañera que acudió como testigo y fue quien dio con la acusada, el suceso coincidió con un día en que hubo un fallo eléctrico y la empresa estaba a oscuras.

Explicaron que la empresa tiene dos plantas, una de comedor y otra de oficinas. “Bajamos a comer y, como vimos que no había luz, fuimos a Noreña a tomar un café”. Pasaron unos 40 minutos, entre la comida y el café, y regresaron. Al volver “subimos a comprobar los fusibles”, explicaron ayer. La mujer permaneció en la planta superior y el hombre bajó a comprobar el cuadro eléctrico de la planta baja. Fue entonces cuando la testigo se encontró a la acusada en mitad de las oficinas, que permanecían en penumbra. “Le pregunté que qué hacía ahí y me dijo que venía a pedir trabajo como limpiadora”. Tras hablar con el otro trabajador, que se encargaba de la contratación, le indicaron que ya contaban con una empresa para esas labores y esta se fue.

“Nos chocaba que apareciera en esa planta a oscuras y llamamos a la contable, que suele tener dinero en su cajón, a ver si había dejado algo. Nos dijo que unos doscientos euros. No estaban”, explicaron ambos empleados, que recibieron instrucciones de denunciar los hechos y que, posteriormente, reconocieron a la mujer en las fotografías que les enseñó la Policía con sospechosos habituales de estos delitos.