Fallece Víctor Cueva, fundador y director del colegio École de Llanera durante más de cuarenta años
"Era tenaz, con mucho carácter y determinación, pero muy cariñoso; un luchador", destacan del impulsor del centro educativo

Víctor Cueva
Asturias y la comunidad educativa dicen adiós a “un luchador”. Víctor Cueva, fundador y director durante cuarenta años del Colegio École, de Santa Rosa (Llanera), ha fallecido a los ochenta años de edad. Cueva estaba operado del corazón y sufrió varios problemas cardiovasculares que fueron minando su salud. ”Era un referente en Asturias por su forma de trabajar en el ámbito de la educación y de unirla al deporte. Su colegio es un referente del que Llanera está orgullosa, especialmente por un proyecto educativo orientado a la inclusión”, apuntó ayer el alcalde del concejo, Gerardo Sanz.
“Fue un luchador, con un gran empeño por vivir y disfrutar de sus nietos”, afirmó su hija y actual directora del centro, María Elena Cueva.
Víctor Cueva nació en la Venta del Gallo (Llanera) en el año 1944. Era hijo único de una familia humilde que hizo muchos esfuerzos para que pudiera estudiar en Oviedo. Terminó la carrera de perito mercantil, aunque nunca ejerció. Para financiarse esos estudios, a los veinte años de edad, comenzó a dar clases particulares en la academia San José de Lugones, labor que compaginó con impartir formación a gente desfavorecida de manera altruista.
No tardaron en nombrarle socio de lo que fue el germen del École Maternelle Française, ubicado en la plaza de la Paz de Oviedo. El centro se abrió en 1971 y, desde el principio, Cueva lo dirigió y administró. Fue creciendo progresivamente. Empezaron con Educación Infantil y, poco a poco, sumaron módulos educativos hasta conseguir lo que tienen hoy en día: una formación completa, desde los tres años hasta Bachillerato, que ha sido homologada internacionalmente.
El centro de Oviedo se quedó pequeño y en 1983 se decidió el traslado a la finca de Santa Rosa, en Llanera. “Hay árboles que están desde antes de que se construyese el colegio que, a día de hoy, se mantienen porque a mi padre le encantaba el paisajismo, la cultura ecológica y la sostenibilidad”, relata María Elena Cueva. Por eso, los promotores intentaron que el entorno quedara intacto. “Era un gran viajero y en cada sitio que visitaba compraba un arbol o cogía ideas. Los últimos que le encandilaron y plantamos en el centro fueron los arces japoneses”, afirma su hija. La importancia de la naturaleza también se la inculcó a sus alumnos. En los primeros años, aunque no tenía una en casa, enseñaba a cuidar la huerta. “Era muy respetuoso con el medio ambiente y vamos a seguir su estela”, dice su hija.

Víctor Cueva, en el centro, celebra con el Ecole el ascenso a EBA. / El Ecole celebra el ascenso a EBA. | lne
Otro de los pilares del centro tiene que ver con el deporte y con los valores que fomenta, como el compañerismo, la capacidad de esfuerzo y la determinación. Fue otra de las líneas de trabajo que implantó Víctor Cueva. El colegio ya tenía atletismo o baloncesto cuando estaba ubicado en el centro de Oviedo, antes del traslado a Llanera.
Gracias al apoyo de Víctor Cueva salieron grandes deportistas del École. “Era exigente y con carácter, pero lo hacía por nuestro bien”, rememora Guillermo Arenas, exalumno del centro que fue jugador y entrenador del Oviedo Club Baloncesto. Arenas es de la promoción que, en el año 1995, puso en funcionamiento el equipo senior del colegio que fue ascendiendo de categorías año tras año. “Víctor solo nos puso facilidades. Se volcó y nos acompañaba a los partidos con su coche ganáramos o perdiéramos. Era una persona que trascendía y que te enseñaba que el trabajo que haces es para todo el mundo”, afirma.
Arenas recuerda que Cueva les apoyó desde el primer momento, que se desvivía porque todos estuvieran bien y que ayudaba a que los jugadores siguieran vinculados al centro.
También tuvo impacto el fallecido en la carrera del exjugador y ahora entrenador en Valencia, Saúl Blanco, al que le dedicaron una de las pistas del nuevo pabellón. Blanco, al igual que Arena, comenzó a jugar en el École. “Solo tengo palabras de agradecimiento. Fue uno de los artífices de los éxitos que luego coseché en mi carrera deportiva. Nos enseñó lo importante del esfuerzo y del sacrificio, y a luchar cada día sin rendirse. Y nos lo demostró en sus últimos años”, afirma.
Víctor Cueva se jubiló hace casi una década, cuando su hija María Elena ya llevaba varios años en la dirección del centro. Sin embargo, nunca pudo dejarlo del todo. Precisamente, el pasado domingo estuvo visitando las nuevas instalaciones del colegio. “Era un luchador, con mucho carácter y determinación. Cuando quería algo, no paraba hasta conseguirlo. Pero también era muy cariñoso y se emocionaba con cualquier cosa. Tenía esas dos caras”, concluye su hija.
El funeral por el eterno descanso de quien ha sido santo y seña del École durante tantos años se celebrará hoy, a partir de las cinco de la tarde, en la iglesia parroquial de San Martín de Cayés. También se le hará un pequeño homenaje en el cincuenta aniversario del centro educativo.
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