La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El largo silencio de Valdediós

El cenobio maliayés, de cuya refundación se cumplen treinta años, no logra consolidar la vida monástica, lleva vacío desde 2020 y no hay previsión de nuevos moradores

Las obras de la techumbre.

El próximo mes de junio se cumplirán tres décadas de la refundación del monasterio de Santa María de Valdediós como priorato conventual, paso que entonces se entendía definitivo para cerrar el ambicioso proceso de restauración del centenario cenobio iniciado cinco años entre el Arzobispado y el Gobierno regional que presidía Pedro de Silva. Sin embargo, en los veinte años transcurridos desde la llegada de los primeros monjes cistercienses al viejo valle de Boiges hasta la actualidad no ha sido posible consolidar una vida religiosa en el monasterio. Sus últimas moradoras, las Carmelitas Samaritanas, se marcharon en junio de 2020 y la Iglesia reconoce que no hay previsión alguna para el relevo.

Jorge Gibert y Lawrence Curra, cistercienses.

En esta tesitura, crece la preocupación por el deterioro de un complejo de gran tamaño y en el que resulta imprescindible una rutina de mantenimiento. Tras décadas de abandono y con un evidente riesgo de ruina total, el proceso de restauración del monasterio de Santa María, fundado el 27 de noviembre de 1200 por los reyes Alfonso IX de León y Berenguela de Castilla, se inició en 1987. La recuperación física del enclave se vio acompañada del restablecimiento de la vida monástica con la llegada de religiosos cistercienses el 29 de julio de 1992. En 2008, con el argumento de la escasa presencia de monjes en el monasterio, se suspendió el priorato para facilitar la implantación de la congregación de San Juan en lugar de la cisterciense, cuyo prior en Valdediós fue el carismático y ya fallecido Jorge Gibert.

Tarsicio Lemarie, de San Juan.

Los nuevos moradores de San Juan no aguantaron mucho en Villaviciosa. Se fueron en junio de 2012, ante la imposibilidad de mantener unas dependencias que, a partir de entonces, iban a permanecer cuatro años vacías, concretamente hasta la entrada de las Carmelitas Samaritanas en junio de 2016. Con la madre Olga María del Redentor como priora, las monjas, muchas de ellas jóvenes, consiguieron dinamizar la vida del monasterio y atraer a numerosas personas. Sin embargo, hace ahora dos años anunciaron un adiós que se hizo efectivo en junio de 2020. “Las Carmelitas Samaritanas han llegado a la conclusión de que Valdediós no es el lugar adecuado para el tipo de vida al que está llamado esta congregación”, se leía en una nota conjunta emitida por las religiosas y el Arzobispado”. Desde entonces, y ya va para dos años, Valdediós está deshabitado, aunque se mantienen las visitas guiadas, el albergue y se están realizando obras para la reconversión del refectorio en un centro de visitantes.

Las carmelitas.

“La situación no es la ideal”, reconoce Martín Caicoya, presidente del Círculo Cultural de Valdediós, para quien lo que se necesita es una congregación “con vocación monástica, como la de los cistercienses, y que no tenían los que estuvieron después aquí”. “No digo que descuidaran el monasterio, pero no lo tenían como su casa”, añade Caicoya, que también reconoce la “dificultad” que entraña lograr nuevos moradores. Por eso, aboga por potenciar el uso cultural de unas instalaciones que considera “magníficas”, aunque no adecuadas para replicar el modelo de parador de turismo que se ha aplicado en Villanueva (Cangas de Onís) o Corias (Cangas del Narcea). Convertirse en sede de seminarios o congresos es, a juicio del presidente del Círculo, una clave para el futuro inmediato del viejo cenobio y algo que no tendría que ser incompatible con el restablecimiento de la vida monástica llegado el caso.

El monasterio de Santa María de Valdediós. | J. A. O.

“Lo que no podemos es dejarlo caer”, sostiene Ángel Valle, presidente de la Asociación de Amigos del Paisaje de Villaviciosa (Cubera), coincidiendo en que el estado actual del monasterio es “preocupante”. “Con ocupación ya precisa de mucho mantenimiento y, tras casi dos años vacío, presenta daños en la techumbre y humedades graves”, subraya Valle, para reclamar “un uso laico continuado” de las instalaciones. “Son muy grandes y habría sitio para todo en caso de que se consiga recuperar la vida religiosa”, afirma. En su momento, desde Cubera se planteó la posibilidad de implantar en Valdediós un archivo general de los concejos que componen la mancomunidad de la Comarca de la Sidra. Valle lamenta que “nunca se nos hizo caso”.

En primer término, el refectorio, en obras para albergar un centro de recepción de visitantes. | J. A. O.

Compartir el artículo

stats